domingo, mayo 27, 2012

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Dos años, cinco meses y cinco días... es el tiempo que ha pasado desde que escribí mi último post y mucha agua ha corrido bajo el río de la vida.

Este no es un regreso, es una necesidad de no olvidarme de toda una etapa de mi vida, de descubrir yo también como he cambiado, lo que ha hecho el tiempo conmigo, los míos y mis hábitos. No pretendo hacer catarsis, pero es verdaderamente emotivo volver a leer mis antiguos post y descubrir como pensaba, sentía y vivía entonces. Ya no tengo 22 años, tengo 28; y si que he cambiado mucho desde entonces. En algún momento lo que ahora escribo también será antiguo y añejo, me gustaría preservar algo de lo que siento ahora para el futuro, si es que llego a leerlo.

Qué ha hecho el tiempo conmigo? Me ha dado serenidad y calma,  mucha calma. Ahora soy mas pausado y centrado. Sí que me cuesta reconocer como he bajado a las revoluciones, pero ahora la vida tranquila también se valora por su trivialidad y sobretodo, porque aún hay vida. En una época en que la gente que aprecias empieza a irse antes de tiempo, la vida adquiere un significado más valioso.

Dos años, cinco meses y cinco días es mucho tiempo para resumirlo en pocas líneas pero he de decir(me) que estoy bien, que he tenido mucha suerte, que así como he conocido el fracaso ahora disfruto del éxito, que me he enamorado,  decepcionado y vuelto a enamorar, solo me falta ser correspondido; que disfruto de mí vida tal como es y eso me da felicidad. Por el lado menos amable he de confesar que me he vuelto ingrato, mañoso y torpe. Que no he sabido conservar y valorar a personas que tenía a mi lado. Que mis defectos se acentúan con el paso del tiempo y eso me aterra porque me lleva a pensar en el futuro que me espera.

Pese a todo, observo el pasado lleno de nostalgia. No de recuerdos, porque recuerdo muy poco, mi presente es realmente motivo de orgullo personal y mi futuro totalmente promisorio.
Que bueno que este rincón del cyber espacio aún está activo y me ha permitido verme reflejado casi como en un espejo. El tiempo jamás pasa en vano. Ojala lo hubiera sabido -o considerado o valorado- entonces.

888 días después descubro que tal como me lo vaticinaban... finalmente maduré. Lástima que no estés para verme.






Este post llega por gentil auspicio de Mis otros Dragones, un blog sobreviviente de la época dorada de los blogs, de cuando escribir era un placer y no una culpa; y porque ante mi grata sorpresa de encontrarlo activo y comenzar a leerlo me entró la nostalgia de volver a escribir algo en este viejo rincón olvidado en el tiempo.


Un tema propio para un viaje que está a punto de empezar...






martes, diciembre 22, 2009

MUCHAS GRACIAS...

...por alegrarme la semana Yani. Y muchas gracias a todos los que aun no se olvidan de este espacio, aunque sea para hacer spam... jeje.

Que pasen una buena navidad y tengan un mejor año 2010. Les deseo lo mejor, de corazòn.

domingo, marzo 30, 2008

NADIE SABE PARA QUIEN TRABAJA

Ando realmente contrariado en este momento y no es un sentimiento de poco tiempo, es una de las perlas en la que ando metido en el ambiente laboral y me siento incómodo conmigo mismo, como si me debiera una explicación y una disculpa, no me siento usado pero tal vez algo embaucado y acepto de manera humilde este resultado pues mi intromición lo ha provocado todo, pero necesito poder confiar nuevamente... es por eso que recurro a esto.


EL TRIÁNGULO

Mi salida de la sede oficial en donde laboraba luego de dos meses, rumbo hacia una sede menor de la misma empresa es una muestra del espíritu que reina en el lugar si alguien "osa" excederse en camaradería con los colegas. A mí, me largarón literalmente por convertirme en una especie de caudillo y siempre lo supe; con el tiempo logré adaptarme a este nuevo lugar que también tenía sus propias intrigas. Tiempo después llegó otro exiliado, a quien denominaré "Neto" (lo delicado del tema me prohibe utilizar los nombres verdaderos), y yo lo conocía ya de la antigua sede, un patín con el que tenía una simple relación protocolar. Dadas las circunstancias, empecé a hacerme más amigo de este muchacho, descubrí una afinidad entre ambos que nunca percibí antes y bueno, yo que no soy un corto, le correspondí con mi amistad y mi respeto, al poco tiempo se convirtió en mi nuevo mejor amigo, así de claras estaban las cosas.

Pero la relación amical empezó a traslaparse con ciertas señales de cortejo que me confundieron inicialmente y mi hicieron reaccionar de manera errónea dada la situación: le seguí el juego para saber que tan lejos llegaba. Como me dijo un amigo, hay quienes pretenden tener lo mejor de ambos mundos (el homosexual y heterosexual) pero sin pagar las consecuencias, y lo que yo percibía era un pata confundido que realmente se interesó en mí y yo lo interpreté como un halago, pues el pata en mención es muy atractivo. No llegué a más porque yo estoy con otra persona a quien respeto, pero al cual le omití este detalle ´de mis días en la chamba.

Un par de semanas después llega a nuestra sede otra exiliada, a quien llamaré Duki y era una de mis mejores amigas cosechadas de mis inicios en la empresa, la noticia me sentó de maravillas, e inmediatamente ella y yo nos convertimos en íntimos amigos. Llegamos a un nuevo nuvel de confianza y ella empezó a contarme sus problemas personales y sentimentales, realmente con mucha carga encima y problemas de grandes magnitudes. Ella quería mi opinión como amigo y como hombre ante un problema que la aquejaba mucho, ya que estaba en amoríos con un patín X, quien era lo que ella soñó por mucho tiempo. Estaba realmente muy enamorada y no sabía si ceder o no a la presión que este sujete le imploraba: iniciar actividad sexual como pareja. Ella temía que esto sea lo único que este hombre quería de ella y aunque quería demostrarle realmente su amor, no se sentía segura. Me pidió consejo y yo simplemente le comente que se dejará llevar por la razón, que de ella dependía la respuesta y al estar realmente convencida consigo misma, no tendría por que reprocharse algo a futuro. Pero resulto realmente lo que ella temía, el patán aquel la empezó a usar como simple instrumento para su propia satisfacción y le reprochaba continuamente, él no la respetaba realmente y aparentemente nunca lo hizo.

Al enterarme yo de todo esto, entre en furia. No podía tolerar que alguien lastimara a mi amiga de esa manera, y ella sufría mucho por la desazón, por estar enamorada de un sujeto así. Mi paciencia estalló al enterarme que el sujeto en mención era el tal Neto, mi gran amigo y rechazado afanador. Duki me pidió que no le enfente ni le saque la mierda, que era lo que realmente pensaba hacer y como no podía estar hecho un hipócrita con tanta información que me atormentaba, me alejé completamente de este amigo, real amigo. Él de inmediato me increpó el por que de mi cambio de actitud, pues yo no quería saber nada de este fulano. Pero no le pude decir el motivo y el pensó, inicialmente, que yo le había agarrado bronca por intentar algo conmigo, ya que los hechos sucedieron casi de manera simultanea.

Luego de un tiempo, Duki y Neto, fueron trasladados a la antigua sede y se alejaron de mi panorama laboral, pero continuaba teniendo información de su relación, que ella me confiaba. Ellos finalmente terminaron y muchos en el trabajo piensan y siguen pensado, que yo me involucré en su relación y ella lo dejó a él por trampear conmigo. A ella le tuve que contar que era gay porque le tenía demasiado cariño y para evitar posibles confusiones. Duki abandonó el trabajo momentaneamente (pero puede que no vuelva) y las aguas poco a poco se calmaron, aunque aún siguen pensado mal de mí y me acusan de ser el culpable de una relación aparentemente ejemplar.

Ahora, en este momento no sé y no me interesa las pretenciones que tenía Neto conmigo, pero me he quedado un tanto vacío, sin su amistad que de verdad en este momento me hace falta y con mucho recelo que quedó entre ambos y que nunca fuñe aclarado de manera adulta, tal como debía de haber ocurrido. Él tampoco confía en mí y lo ha dicho a los cuatro vientos, pero yo he quedado como mal parado y no hay manera de que pueda enmendar mi honor -o mi error-, pues aunque sigo pensando de que él fué un canalla con ella, pero al fin de cuentas era su relación, y no debí embroncarme con él de esa manera, pues en pocas palabras he perdido un amigo muy querido, que me gustaría recuperar pero dudo que quiera realmente escucharme.

Quizás deba dejarlo todo como esta y no pretender excusarme de nada a estas alturas, quizás mi obligación sea dar el primer paso para empezar a entendernos y respetarnos como personas y finalmente confiarnos como amigos; pero tal vez mi consejo anticipó un final impostergable pero al fin de cuentas, el más perjudicado fuí yo, ya que siempre el hilo se rompe por la parte más débil. A veces es mejor no trabajar para nadie, solo para uno mismo.

domingo, marzo 23, 2008

DESPERTARES

Casi tres meses después de mi última publicación, aparezco. De manera espontánea, apresurada y convicta, pero esperando que se convierta en algo más regular y me comprometa nuevamente a continuar con esta parte de mí que había dejado inconclusa.

Tres meses es mucho tiempo en la vida de una persona, de cualquier persona; en mi caso se ha visto reflejado a través de demasiada experiencia personal y agena, gente nueva que a entrado a mi vida, ver crecer cada día a una personita que estará ligada por siempre a mi existencia, desencantos y siniestras intenciones, al fin de cuentas, demasiados cambios. Todo esto es usual para cualquiera de nosotros que llevamos una vida "normal" en estos tiempos pero es peculiar la manera como manejamos alguna de estas situaciones, rescatando una experiencia a aprendiendo un poco de esta.

A pesar de los cambios sigo manteniendo el mismo trabajo (una verdadera sorpresa ya que se convirtió en la auténtica caja de pandora), sigo manteniendo el mismo novio (luego de más de cuatro meses de relación adulta, estable y maravillosa, sigo manteniendo la misma familia (aún no me desvinculo familiarmente de mi brother el Barto, de mi viejo y la porfiada de Sabrina, ni de la pequeña y adorable Romina), sigo viviendo viviendo en el mismo lugar y aún mantengo el mismo círculo de amigos (los pavos rangers en edición remasterizada y con actores invitados).

Lo que me ha estado quitando el sueño en estos tiempos ha sido la corrupción, la ilegalidad, el fiasco, la mafía; todo bajo la careta de una empresa para la cual trabajo y aún lo continuo haciendo (pero de la cual me largaron de la sede de oficina donde había hecho buenas migas hacia otra muy diferente pero con los mismos problemas), me encontré frenté a un trío sentimental del cual no salí muy bien parado, ando a la espera de ultimar detalles para cambiar todo un brochazo, e iniciar una nueva fasceta en mi vida... y la vida, que también me ha pasado la factura pero ante la cual me he revelado por el momento pero no se durante cuanto tiempo podré hacerlo.

Espero entrar en más detalles luego de encontrar el ritmo apropiado en este mi pequeño espacio, mientras tanto afronto con espectativa este nuevo despertar.

lunes, diciembre 24, 2007

FELICES FIESTAS

A pesar de no tener un espíritu navideño acorde con el sentimiento de estas fiestas y ser considerado una especie mutante entre Mr. Scrooge y el Grinch (soy la antitesis navideña); me tomo el tiempo para desearles una Feliz Navidad, pasenla bien, en buena compañía y disgruten de la familia en estos días, más no se puede pedir.
Desde este rincón les envío un abrazo para todos y mucha buena vibra. Felices Fiestas.

jueves, noviembre 29, 2007

LA SUERTE ME SIENTA BIEN

Mucho tiempo ha pasado ya desde la última vez que me encontré involucrado en una relación; aunque no había olvidado la magia, aquella que se desprende entre dos personas que se quieren, tampoco había olvidado la desazón, ese tufillo hiriente que me quedó de mi anterior relación en la cual una versión más juvenil de mi mismo, inocente, casi debutante y sin experiencia en estas lides; como consecuencia terminé con el bobo destrozado, con mucho recelo y con una promesa interna de no permitir que algo así vuelva a ocurrirme nuevamente. Entre eso y la actualidad fuí conociendo gente muy interesante, hice muchos amigos y sobre todo, uno muy especial, a quien le tenía mucha fé y realmente víslumbraba un posible futuro con él pero no llegó a concretarse, lamentablemente.
Los lectores habituales deben saber la de ganas que tenía por encontrar alguien especial, y me preguntaba por que no llegaba a nada con nadie, siempre había un pero que me impedía seguir un paso más adelante, quizás una manera autómata de protegerme de anteriores errores o simplemente no era el momento adecuado para mí. Cada vez estaba más desencantado con el asunto, no tengo madera para las decepciones (de ningún tipo) y tampoco un gran historial sentimental del cual pueda jactarme, o sea, que el problema estaba en mí mismo y siempre lo supe.

Con el panorama precedente descrito, es donde ingresan los dos prospectos que empezaron a mermarme el sueño desde el primer momento, y tuve que tomar una de las decisiones más trascendentales de mi humilde vida; para resumirlo: simplemente me dejé llevar por mis instintos, y no seguí mi corazón (porque suena a cliché), simplemente seguí mi mente sobre pequeñas evidencias como reacciones de piel, emotividad y sobre todo, comodidad... con quien me sentía más a gusto en este momento. Luego de meditarlo bajo esos parámetros, la decisión estaba tomada.
Así, la noche de un jueves me presenté bien trajeado y perfumado en casa de él, dispuesto a darle la buena nueva mediante una cena de esas (me habían pagado, así que me permití ciertos lujos en nombre del amor); ni bien me vió del otro lado de la puerta me echó una ojeada de arriba a abajo, y su rostro se encendió, luego me regaló una sonrisa de fábula que compensó la larga espera y la impaciencia de mi alicaído corazón. No dijo nada, sólo cogió mi cara con ambas manos, me estrechó hacia él y me estampó el mejor beso de mi vida, no exagero. No recuerdo bien cuanto duró pero al apartarnos, ya no quería ir a ningún lado, no tenía hambre (fisiológica), estaba a mil e instintivamente quería sacarme (y sacarle) la ropa embustera ahí mismo... pero me contuve, maldita sea.

Luego murió el romanticismo (y mis ganitas de ya saben que). Ya que tuve que esperar a que el muchacho se diera un duchazo y se vistiera apropiadamente para la cena que tenía planeada. Uhmmm, peor que flaca había resultado, con solo comentar que me pude ver todo el capítulo de Entourage y casi un tercio de La casa del lago, que trasmitió HBO esa noche pueden darse una idea. Si al menos me hubiera permitido dar una espiada en los momentos precisos me hubiera dado por bien servido, pero no, el muy castigador.
Lo llevé a cenar a una trattoría en la Av. Pardo y encontré la primera vacilación de la noche al atravezar el umbral cuando solicito una mesa al jefe de mozos y éste nos pregunta casi susurrando: "¿mesa para dos o están esperando a alguien más?". Intercambiamos miradas cómplices de manera conmutativa, y luego de pensarlo unos segundos (que se hicieron eternos), le digo que "sólo para dos"; nos ubicaron en un área demasiada romantica, casi a niveles de lo evidente (al otro extremo de la barra y alejadas de las mesas familiares). Después que el mozo retiró la cubertería y las copas (la mesa estaba puesta para cuatro), nos dió una miradita de esas que dicen (¡los pillé!), pero a estas alturas uno está acostumbrado a esas escenas. Eché una ojeada discreta hacia las mesas vecinas (todas parejas hombre-mujer, un hombre cenando solo por ahí y un trío de ejecutivas en trance post laboral). Éramos los más jóvenes del lugar y por muchas primaveras.

Un paréntesis al romanticismo, lo que yo tenía era hambre... era tardísimo. Para picar pedimos unas brochetas de lomo con verduras, crostinis (tostadas de queso de cabra, aceitunas, pimientos y aceite de oliva) y sangría. De fondo me mande con un gnocchi al pesto y milanesa (generosa porción y mejor sabor, enfatizando la salsa de pesto que estaba suprema), él no se quedó atrás y se embuchó un timbal (fettucinis) al gratén de pollo, jamón y champignones (que no me dejó probar); acompañamos la cena con media botella de un Chianti Ruffino Classico del 2003 (recomendado por suerte, que por mí pedía una chela). Brindamos por ambos y por el futuro que empezaba a escribirse en esos momentos. Una velada para el recuerdo, solo faltaba el bailoteo y la vomitada de rigor... bromeo.

Lo que más me gustaba de Guillermo como amigo era su entusiasmo, su sentido del humor (muy parecido al mío), su buena vibra contagiosa, su oneroso corazón y sus mejillas sonrosadas. Lo que más me gusta de "Guillo" como hombre son humildad (para reconocer sus errores), su paciencia (ante mi insistencia), su espíritu insurrepto (debido a su juventud), su despreocupado rigor (es mi cajita feliz, siempre llena de sorpresas) y sobretodo sus ganas para dejarse querer que me dejan siempre con la sazón de quererme algo más que el día anterior.
Mucho de esto se sintetiza con una escena que llevaré por siempre en mi cabeza y que me arranca más que una sonrisa cuando la rememoro: No existe hombre más adorable, tierno, despreocupado por el que dirán, cómico, que exuda seguridad como aquél que una mañana de domingo (después de nuestro primer sábado juntos) se toma la molestia de ir a por el pan... hasta una panadería que queda a siete calles de distancia... caminando... en pijama... con el cabello hecho un embrollo... un polo viejito... un boxer de animalitos... pantuflas... y una sonrisa en la cara. Ya me hizo prometer que un día iremos juntos, y me cago de risa de sólo pensarlo. Yo feliz.
En estas pocas semanas que llevamos juntos me ha enseñado a disfrutar de cada uno de los días como si fuera el primero, de cada una de las noches como si fuera la última y por sobre todas las cosas a conjugar el verbo amor... ¿Una joyita, o no? Suertudo yo.

miércoles, noviembre 21, 2007

ME LLAMAN COTILLA

Cuando me presenté a la tercera entrevista laboral, no tenía muchas espectativas; lo que si tenía muy claro era que quería poner en practica todas aquellas necedades aprendidas en la cantera universitaria. Para mi sorpresa, dos horas después de la entrevista me llamaron a mi teléfono celular (sí, ya tengo uno... el primero) y me informaron que me presente al día siguiente a las 9 am. para empezar con la faena del trabajo. Salté hasta el techo, di brincos por todo mi dormitorio y me propuse conocer mis capacidades; dar vuelta a la hoja de la desmotivación y el desencanto pre-profesional y empezar de cero.

Así, un día jueves empecé a producir dinero con el sudor de mi frente, nada especial en realidad, en los últimos años había estado haciendo prácticas no remuneradas en el interior del país durante las vacaciones y he trabajado realmente desde que tenía 16 años. Pero esta vez era diferente, no capté el detalle del por qué pero lo sentí así desde el primer momento.
Llegué a mi centro de labores con humildad, sabiendo que aprendería más de lo que aprendí en las aulas y las granjas ocacionales, aunque era un trabajo algo ambiguo pues curiosamente no sería en campo, si no, casi de oficina y más enfocado a la investigación y desarrollo de proyectos agrarios y ganaderos.
Lo primero que me impresionó fué el ambiente laboral, bastante campechano y con excesos de camaradería; pensé que no había manera de que me adaptara a algo así, pues desde mis primeros cursos de carrera te meten la idea de que uno terminará trabajando fuera de la ciudad, en el campo, en contacto directo con la realidad de un país tan disimil como lo es el Perú.

En contra de mis espectativas iniciales empecé a aislarme de mis compañeros de trabajo, mantuve un perfil bajo y mi intención era pasar completamente desapercibido; total, este trabajo es momentaneo -pensé-, hasta que obtenga mi título como ingeniero y me proponga nuevas metas. Así, con esa perspectiva empezaron a transcurrir los primeros días y semanas. Lo más curioso era que llegaba realmente cansado a casa, más que cuando era tesista y la jornada -a pesar de su brevedad- fué maratónica, y practicamente llegaba a casa sólo para dormir y zafar al día siguiente. La realidad es que sucumbí al horario, la monotonía inicial y eso de tener parámetros estrictos me afectó realmente; ya que estaba adiestrado a seguir una agenda establecida por los designios del libre albedrío que es lo usual cuando se trabaja con animales y no es posible "estandarizar" a la naturaleza.

Lo curioso empezó a darse hace un par de semanas, me empecé a acoplar a mis congéneres de manera sutil, casi imperceptible y me gané el respeto y la confianza de la muchachada (sí, todos somos muy jóvenes en el área donde me desempeño). Y empezaron a surgir en mi panorama días muy extraños, en los cuales recién acabada la jornada me daban ganas de seguir trabajando y volver temprano al día siguiente para seguir poniendo mi granito de arena en la fértil y despavilada economía peruana. Aunque esos matices no eran causados por un amor patriótico, si no, por los devaneos laborales; como explicarlo de la manera más sencilla... ¡los compañeros de trabajo son un cague de risa, así de simple... señores! Y ahora, yo soy parte de eso e inflo el pecho de purísimo orgullo.
Al inicio, como tímido testigo era como un mudo confidente de las más increíbles bitácoras en nombre del trabajo que se han escrito jamás. Yo sólo aportaba risas grabadas al día a día, pero me moría por dentro de meterle más leña al fuego de la joda, ya que siempre he delírado por público novedoso para dar lo mejor de mi performance, pero me contenía, no está bien que un recién llegado intente propasarse en confianzas con gente que se conoce desde hace mucho tiempo. Así, que me dejé querer y empecé a ganarme al respetable con mi sarcasmo y uno que otro comentario genial que animara al proletariado durante las horas de trabajo.

Y lo inevitable sucedió, ya que hoy puedo decir que me encanta mi rabajo pero el 90% del crédito de aquella afirmación esta basada en el valor de los recursos humanos, tan escasos en estos días de onanismo personal. Y me acoplé perfectamente a esta gente desconocida de manera veloz, ni tonto que fuera. Ahora, sigo llegando cansado a casa, pero con ganas de volver a por más; por las noches me cago de risa antes de dormir recapitulando lo mejor de la jornada del día y me siento aventajado, ya que esto no es normal, me lo dice mi experiencia y mis amigos ante quienes re-cuento y re-vivo lo mejor de un trabajo como éste.

Los compañeros me joden de que yo no era así, que han creado un monstruo lujurioso y pasional pero yo me defiendo, y aseguro que sólo han descubierto una de mis facetas, quizás una de las más deliciosas, aunque confieso que me ha gustado esa clase de protagonismo que recaído en mí. Y hay días, que días... que uno no quisiera que terminen, e insisto: esto es raro en un panorama laboral. Como decía, hay días en que nos quedamos luego de la hora del check out y no para seguir trabajando (aunque podríamos), si no, para juntarnos en manchón y cotillear, un poco más de cada uno, como si hiciera falta conocernos mejor. Yo deliro ante días así, y encima... me pagan por esto, casi de ciencia ficción.

Este sábado será una noche orgiástica, siguiendo uno de mis consejos nos iremos de farra para tomarnos unas chilindrinas (o sea, unas chelas), quizás algunos shots y algún piqueo en un bar de moda. Y la idea ha sentado de perillas, hacía mucho que no salían en grupo, con el jefe incluído y cada quien con su respectiva pareja, flaca o pata, según sea el caso. Yo no llevaré a mi partner (sí, ya tengo novio en calidad de estreno pero eso lo develo en el próximo post) ya que quiero tantear primero que tan liberal de mente es esta gente antes de lanzarme al ruedo de la realidad. Así que la noche promete y no sólo por eso, este sábado también hay chupeta en honor al cumpleaños de Sao y no hay manera que deje de asistir pues es uno de mis mejores amigos y si dejo de hacerlo, ya amenazó con negarme el habla, la muy niña.

No he especificado más detalle e información acerca de mis nuevos amigos porque no quiero usar sus nombres y ciertos detalles personales que me han sido develados sin su autorización, pero si me la ceden, habrá zoofiesta para rato.
Y para finalizar este post escrito al garete. Quizás el desencanto inicial se fué para siempre y ha sido copado de tanta realidad que es díficil de asimilar. Tal vez no este ofreciendo mis servicios profesionales y mi sudor al pequeño ganadero, aquél que bautiza y celebra los cumpleaños de sus animales, tal y como era la idea pre concebida de mi profesión; pero hay muchos matices en esto de hacerse de una vida que sea no sólo digna, si no, gratificante, auténtica, versatil, pero sobre todo, mía.

martes, noviembre 06, 2007

LOCO POR MI

La fórmula perfecta de la amistad es una parte de respeto y una parte de desprecio, por lo tanto, mantener una amistad incólume al paso del tiempo es un ejercicio no muy sensillo, requiere de un balance natural en el que el tiempo es muy importante; debido a que las amistades no son relaciones estáticas, sino, flexibles a los cambios que se suceden alrededor.

Yo creo que la esencia natural de las relaciones es la afinidad. Me explico: Uno va ganando amigos a lo largo de la vida en mayor o menor cantidad pero eso no quiere decir que llegado el momento se cuente con la disposición (y devoción) de todas estas amistades obtenidas de manera tan justa; es ahí donde llegan a influir variables como el tiempo, la frecuencia, las pequeñas diferencias, entre otras. Pero es la afinidad, una manera de selección natural que nos hace estrechar vínculos con determinadas personas y no con otras, y que esto no sea interpretado como una manera de menospreciar una amistad o preferir a alguien por encima de alguien mas, es simplemente cuestión de piel, de interacción y comodidad. Hay personas por ahí que están destinadas a hacernos la vida más agradable, más divertida, más segura e inclusive más rica.

De la misma manera, es la afinidad lo que nos hace fijarnos en determinadas personas al momento de emparejarnos, eso no quiere decir que todas esas intenciones prosperen como relación ya que eso nunca sucede, porque uno se desengaña fácilmente o repara peculiar atención en alguien especial. Así que una manera saludable de encontrar pareja sería mirando alrededor, entre las amistades; aunque en estos tiempos de histeria colectiva y lucha contra el reloj, algunos se evitan los preámbulos y van directo al grano, muy a lo suyo y como consecuencia las relaciones efímeras son cuestiones muy cotidianas. Dentro de un círculo de amigos es muy común que de cuando en cuando empiecen sus integrantes a mirarse con otros ojos, total, ya conoces como es la persona de la intriga, sus mañas y aciertos. Además te evitas las caretas y modales impostados propios del cortejos entre personas sin vínculos amicales.

Dicho eso y como nada es para siempre, en algún momento se acabarán las mariposas en el estómago y demás melifluosidades, hasta aquí llegamos y hasta nunca. Si ambas personas tienen su propio círculo de amigos, no pasa nada, cada quien a su esquina a seguir a por la vida; pero cuando se comparten las amistades el asunto se complica, pues generalmente suelen haber heridos (además de los muertos), ya que la otrora media naranja seguirá en el panorama cotidiano pudiendo generar conflictos, intrigas y desmembramientos de la manchita; es por eso que hay que tener mucho cuidado al embobarse con alguna amistad cercana.
Es momento de plantear la pregunta: ¿realmente vale la pena estropear una amistad en nombre del amor? Es por demás sabido que los buenos amigos escasean y perder alguno es casi una mutilación, para que "malograr" una amistad cosechada honestamente por culpa de los devaneos del nunca certero cupido. Aunque tampoco me parece sano el autoexilio emocional porque uno necesita un poquito de amor para ir más requetefeliz por ahí aunque con cara de idiota.

Personalmente no soy un necio para el amor porque los buenos amantes no abundan en mi horizonte cotidiano, es bacán que alguien se preocupe por uno y pasar el tiempo libre con aquella persona especial y tener licencia para hacer todas esas cochinaditas ricas en nombre del trajinadísimo amor. Y estoy en la disyuntiva... me voy tras la flaca o tras el pata... jajaja, bromeo. En realidad, hacía mucho tiempo que no tenía dos buenos prospectos de figurines esperando mi venía como si yo fuera san la muerte.
A uno lo jalé a mi manchita hace un tiempo (yo ya le había puesto los ojos y uno que otro dedo encima, jeje) y nos hicimos amigos al toque (luego de que me puso el parche y me aclaró retando al destino que sólo seríamos amigos pero como es de regalona la vida que se tuvo que tragar sus palabras -y su orgullo- ya que al conocerme mejor al toque se embobó... obvio, ¿como no amarme?), así que todo empezó con la amistad casi como premio consuelo y mi ego mancillado. En otras palabras, es un caserito de este blog, solo de una ojeada al historial.
En el otro caso, es una persona que recién he conocido con quien también hay un feeling increíble aunque aquí el asunto es más racional (aunque el amor esta libre de razón), tiene su propio manchita fuera de los dominios de la mía y compartimos muchas cosas en común. Ambos generan en mí interes e intriga. Así que antes de rematarme al mejor postor, me lo pienso mejor para no volver a equivocarme con mis propias taras que siempre conspiran en mi contra, usted me entiende, enamoradizo lector.

Aclaro que la idea del post no es "Ayudemos a Pau a elegir al rey del ganado", si no, simplemente compartir esta anécdota de lo cotidiano, un poco de joda con algo de meditación. Hasta aquí llegó la meditación... ahora la joda.

Ustedes pensarán: "¡Se te hizo, cuñao... un trío! Pero no, yo no comparto mis juguetes (esta frase sonaba menos pendenciera en mi cabeza que en el contexto del post). Tampoco vaya a creer que sacaré algún provecho personal de esta posicíón en la que me encuentro (exigiendo algo como "la prueba del amor", je), aunque tampoco soy un santo a veces se me sale lo pendeivis.
Los involucrados conocen la peculiar situación por lo que están más que a la espectativa, es realmente delirante las tretas que cada uno de ellos se juega con tal de que la balanza se incline a su favor pero hasta ahí nomás (aunque en mis sueños más calenturientos siempre se me viene una piscina, lodo y me veo comiendo canchita... ¿por qué será?); lo que tengo claro es que no quiero hacer sentir mal a nadie por que a mí me la han hecho amtes, eso de preferirme por alguien más y no es nada agradable, evidentemente. Me lo estoy tomando con calma, ya que de un lado tengo a un amigo que es de puta madre y quiero saber que podemos lograr más allá; y del otro lado, una persona muy interesante del tipo que apetece conocer mejor y es que yo tengo la peculiaridad de anticiparme e intuir la afinidad que tendré con una persona que acabo de conocer, la cuestión es como manejo eso a este nivel.

Por estos días mis amigos me machacan cada vez que pueden con una de las frases favoritas de mi repertorio personal: "Ante la duda, la más tetuda", aunque por ahí alguien deslizó una singular variación para que encajará mejor dados los apetitos de este servidor, usted comprende, mi sexualmente instruído lector. Lo que aprecio es que nadie se está metiendo más de lo debido, se mantienen al margen de la situación; incluso las flacas del grupo, otrora encargadas de esparcir cuanto rumor al vuelo oigan por medio Lima; lo cual me hace sentir cómodo ya que todo depende de mí y si llegara en el futuro a quivocarme será toda mi responsabilidad, como debe de ser, caracho.

Así que quien sabe por cual de las bomboneras me decida, jajaja (espero no haya comprendido esto), y si aún no lo he hecho ha sido por mi reducido tiempo libre pero que no le quede la menor duda, ya que finalmente Santa Perpetua oyó mis rezos y de aquí alzo vuelo, el 2008 es mi año, de hecho. Solo me falta sacarme la Tinka para comprarme mi depa frente al mar y ha hechar raíces. Casi nada.

Y como dice la canción que yo mismo me dedico: "...para hacerme feliz, hay que estar muy loco por mí".

lunes, noviembre 05, 2007

LO QUE ELLOS PIENSAN

Los últimos tiempos han sido de descubrimiento. Pese a que a veces ando un tanto inconforme con mi lado animal, se me ha revelado un universo que yo no pensé descubrir. En mi día a día rodeado de animales, he tratado de descubrir que se esconde detras de una mirada que yo siempre considereré perdida, incierta, como sabiendose domesticado y usado.

¿Alguna vez has mirado realmente a un animal a los ojos? Piénsalo bien, casi todos lo hemos hecho alguna vez, pero de pasadita; casi siempre para burlarnos de aquella mirada cómica que baja la cabeza ante nuestra mano, que instintivamente se ha dejado querer y profanar ante nuestra dizque grandiosidad. Pero esa mirada perdida y vencida esconde algo más. En mis ratos libres como tesista ponía en práctica un ejercicio muy sencillo: me sentaba a mirar a los animales a los ojos y por largo tiempo, podía ser un cerdo un día, un cuy al día siguiente y un perro guardián al siguiente a éste. Siempre tomándome mi tiempo sin aprovecharme ni mofarme de ellos, si no, presentándome con humildad como un animal más, el resultado fué más que interesante.

Los animales saben algo más de lo que nosotros creemos y no es que lo intuyan o sea puro instinto, es casi tangible y si no descubrí que es, se debe a su incapacidad para comunicarse con las palabras y a mi incapacidad para comunicarme con las miradas. Pero creanme, esa mirada que siempre consideré vacía y perdida, oculta algo más. Podría ser sabiduría o un reclamo por una vida digna, ellos desconfían de nosotros y no se han tragado el cuento de que han sido domesticados a nuestro antojo para servirnos de la manera más conveniente. Desde que descubrí todo esto ya no los censuro pues me parece una necedad, yo también quisiera dejarme llevar por ese lado enigmático y con cierta sorna, como sabiandose poseedor de una gran información vital. Es curioso que diga esto luego de años de dizque afinidad con este género considerado inferior a nosotros pero al que siempre creí conocer.

También les tengo una anécdota que podría ayudarnos a descubrir (o compartir) que esconde (o se calla) un animal.
Ya les había contado que la primera clase práctica del curso de equinos en la universidad me caí de cabeza del caballo pero había omitido ciertos detalles. Detalles vitales como que para siquiera pretender acercarte a este tipo de animales, debes empezar con humildad, primero haciendo contacto visual, evitando esa sana desconfianza del animal para luego ir ganándotelo, acercandote de a pocos hasta que pueda olerte, y sobre todo, mirarte. Los caballos SIEMPRE te miran a los ojos y desconfían SIEMPRE de alguien que se acerca por detrás. El primer ejercico antes de montar a un caballo es ganarte su respeto, abriendote a un nivel que el animal comprenda tus sanas intenciones, evitando siempre los movimientos bruscos. Sólo cuando esto sucede, el caballo se deja querer y puedes empezar a acariciarlo sin temor a que de coces de imprevisto, he ahí su sabiduría natural: la desconfianza hacia nuestro género.

El caballo que me fué asignado para la primera clase de montar aquella vez fué una yegua con nombre de exótica flor. Seguí todos los pasos previos para ganarme su confianza, llegado el momento empecé a acariciarla y ella empezó a olerme en señal de aprobación, ya podía acceder al siguiente paso, que eran ejercicios de montar sin llegar siquiera a eso, la idea era que el animal se acostumbre a nuestro peso y nuestros torpes movimientos en pos de ese objetivo. Cuando finalmente iba a montar a la yegua, yo ya comprendía de alguna manera que estos animales son realmente los más NOBLES que existen en nuestro muestrario, tanto tiempo subestimados por perros, gatos y otros animales de compañía pero que tampoco se tragan el chiste de nuestro brazo seductor y de vez en cuando se sublevan (quien no haya tenido jamás un arañazo de perro o gato, que levante la mano).

Antes de continuar con mi relato debo aclararles que en la clase aquella iba a montar al animal sin ningun tipo de montura para cavalgar, únicamente una soguilla puesta con técnica que hacía las veces de aperos era el medio para lograr magno objetivo. Así, en mi primer intento caí de cabeza, esa ya lo sabíamos. En el segundo intento no conseguí ni levantar la pierna para pazarla al otro lado del animal (es vergonzoso confesar mi poca flexibilidad); recuerdo que todos los demás compañeros ya habían conseguido montar a su animal, excepto una flaca tímida (o constipada) y yo. Yo no la conocía, nunca había intercambiado una frase con ella pero esa mañana me dijo que me acompañaría todo el tiempo que fuera necesario hasta que yo lograra montar al animal. Yo suspire aliviado, luego avergonzado... había inspirado lástima. Que patética escena.

La clase del día concluía luego de dar un par de vueltas por los campos de la universidad y volver con el caballo a voluntad, bajarse con gallardía y guardarlo nuevamente en la caballeriza. Los compañeros ýa empezaban a marcharse y yo seguía sin lograr mi objetivo, aunque ya para entonces había logrado montar al animal pero la yegua no respondía a mis golpecitos con el talón del zapato ni a mis "arres" con los aperos de soguilla, la yegua no se movió ni un ápice, parecía plantada en aquel lugar. Y para variar, seguía cayendome del animal, por cualquiera de los lados y lo peor era que caía mal... de costado, de culo, del otro costado. El profesor se había propuesto hacerme montar a como de lugar y lo tenía estampado en mi cara estrujándome mi falta de caracter; a tanto llegó la situación que el profe al borde del soponcio me consiguió unos baldes para hacerle de escalinata para hacer mas sensilla mi trepada a la yegua maldita, además del otro lado podía sujetarme de una de las paredes de la caballeriza, así que andaba bien seguro por ambos lados. Pero igual terminé estrellandome sobre los baldes o empotrado en la pared. No había manera. La flaca aquella que había prometido acompañarme, así lo hizo, me acompaño hasta que acabó la clase y se fué... y la odié... y no volví a intercambiar con ella una frase más.

Llegado el momento la yegua cedió y no solo se movio, corrió con furia contenida y el profesor sudaba frío por que sabía que si me caía y algo me pasaba, el seguro de la universidad no cubriría jamás ese accidente. No llegué ni a dar un tercio del recorrido que hicieron mis demás compañeros, cuando el animal a voluntad regresó a la caballería. Ni me había bajado cuando escuché al profe murmurar algo mientras se retiraba a su auto: "bien hecho, ahora guardala". Y se marchó. Así que todo sudoroso, sucio y con mi orgullo literalmente pisoteado (por un caballo) guarde al animal y me tumbé al piso en el acto. Exhalando aire y polvo residual, me prometí internamente no volver a la clase nunca más y retirarme de manera cobarde. Cuando en eso siento un aleteo caliente en mi cabello, luego en mi cara. Era la yegua aquella, que me daba lenguetazos de arriba a abajo y no paraba, logró sacarme un par de carcajadas y casi una lágrima (no lloré por que soy bien machito jaja). No había más que decir, lo había comprendido todo. Las palabras eran innecesarias.

Esa tarde me fuí a casa pensando que había hecho mal y luego fuí más profundo: ¿que había percibido en mí, un animal así? Quizás mi inocencia, mis vergüenzas, mi altanería, mi pose, mi aura, mi hedor, mi sobre exigido corazón. Quien sabe, pero esa misma sensacíón la he descubierto en muchos animales más y me ha despertado curiosidad, intriga y pasión. Y me lo he tomado en serio, ya que en estos tiempos nadie se toma en serio a los animales y ahí es donde entro yo. Para hacer el balance y compartir mi experiencia.
De la yegua aquella, me acompañó durante todo el semestre académico que duró el curso y finalizado este, periódicamente me daba escapadas en mis tiempos libres a la granja para limpiarle los cascos, pasarle el escobillón sobre su crin y mi mano desnuda sobre su cuello; en retribución no sólo me reconocía, me olía y según su humor me olfateaba en el cuello. Quería hacerle sentirse querida y nunca tuve problemas para volver a montar ni me caí del caballo más. Dejé de visitarla cuando descubrí que otras manos la querían con tanta deboción como las mías, sentí envidia y mucha fascinación, pues ese mismo sentimiento que me había trasmitido se lo había hecho sentir a alguien más. Esa es la SABIDURIA, aquella que se escondía en esa mirada de desconfianza pero que me dejó uno de los recuerdos mas agradables de la currícula universitaria. Ante eso yo celebro y descubro fascinado lo que se esconde del lado animal, que se lo guarda, se lo calla; pero de todas maneras te lo hará saber.

martes, octubre 30, 2007

¿DONDE SE FUE LA FIESTA?

Este post no es un mea culpa, tampoco una manera de remediar lo que no he podido hacer los dias previos; es solo una manera de hacer llegar ideas que pasan por mi cabeza en estos momentos.

¿Pero que tanto me ha pasado?, me pregunto y yo mismo me respondo:
Pues mucho realmente; aunque nada tan trascendental que me diferencie de esta loca vorágine que es la vida común y silvestre.
Ya estoy trabajando como dios manda, ganándome los chivilines con el sudor de mi frente, a cambio de TODO mi tiempo libre, y no me queda para hacer más nada. Mis amigos de toda la vida me exigen que no los descuide, un par de prospectos de amantes me piden que les regale un poco más de mí (no digamos que parte), en casa, suspiran con alivio y comentan a mis espaldas: "por fin a madurado". ¿Madurado yo... el eterno adolescente? Quien sabe, solo me estoy dejando llevar por mi actual situación y veremos como me trata.

En otros aspectos, mi tesis de pre-grado ya ha sido culminada, me preparo para la sustentacion con mucha espectativa, mas de la que jamas me hubiera imaginado. Estoy de vuelta en la ciudad, con un empleo casi-casi de oficina (no lo es realmente) y soy la envidia de mis colegas de promoción quienes han sido desperdigados a lo largo y ancho del pais para encontrar un empleo que los satisfaga, pero así de irónica es la vida. Tanto que nos premia sin merecerlo, a mí me va a conceder el sueño de ver a una de mis cantantes favoritas (aquella de apellido impronunciable y voz de elfo) en concierto pese a que al inicio no me tragué el cuento, en tanto ahora ando orondo por las calles sabiendo que mi entrada descansa a salvaguarda de mi mesa de noche; aún no sé si cumpliré mi parte del trato y asitir calato, pero quien sabe ya que los astros parecen estar confabulando desde lo alto.

Las cosas parecen estar encomtrando su caudal y ya no me siento tan atormentado por los paradigmas de la vida, habiendo suprimido un tanto de mi idealismo por mucha realidad, hasta encontrar un balance natural. Quien sabe, quizás esa era la manera de encontrar cierta tranquilidad emocional, sin turbarme ni engañarme sólo dejándome llevar.
En todo caso, lo que no estoy dispuesto a sacrificar es mi esencia natural, aquella dosis alborotada, algo superficial, que no calla nada y siempre a punto de la carcajada jodida, que mimetizo perfectamente con inocencia provinciana en esta vida citadina. Y es que asi soy yo...

Lo que se viene no lo sé, y es imposible de predecir. Me gustaría decir que seguiré escribiendo y retomando las visitas a sus respectivos espacios, en franca retribución a tanto tiempo ofrecido a este humilde rincón. No pasa por mi cabeza que este sea el fin de mi blog, pues no es así como lo tenía pensado. Un espacio que he ido cebando con esfuerzo y mucha dedicación, siempre de buena gana y mejor humor. Lo que si me queda del todo claro, es que tengo que adaptarme y sacarle el mejor provecho al tiempo castigador, quizás me esta costando un poco pero no tengan la duda de que persistiré en este afán de mantener este espacio que quiero tanto y me llena de orgullo. Los lectores son en gran medida responsables de que ese sentimiento sea la evidencia de que hice las cosas bien al atreverme y tratar de ser constante con un pasatiempo que quisiera convertir en oficio. Por eso es que cuesta mucho dejar al olvido tantas palabras escritas con tezón, quizás sin mucha originalidad pero siempre hice el mejor esfuerzo.

Finalmente, les incito a seguir, a continuar, a no sejarse llevar, a robarle tiempo al tiempo y demostrar su pericia por este medio virtual. Ya que es una noble manera de inmortalidad. ¿Y dónde se fué la fiesta? A ningún lado, sigue ahí... ahora la estoy disfrutando.
Ninja!