jueves, septiembre 20, 2007

TRABAJO SUCIO

Las ratas también lloran. Esa es mi conclusión, esa es nuestra condena como seres omnívoros que todo lo transforman y se lo enguyen, en nombre de ser los dominantes de la cadena alimenticia. A nuestro beneficio hemos convertido a los otros animales en verdaderas máquinas de engorde, producción y reproducción, modernos campos de concentración pululan cerca de las grandes ciudades aprovechando nuestra necesidad por devorarlo todo y transformarlo en energía, aunque también en unos cuantos kilos de más que solemos llevar como apéndices no deseados en nuestra anatomía. Sin darnos cuenta nos cebamos a nosotros mismos y celebramos nuestra magnificencia.

Del otro lado se encuentran los purificados, aquellos que pregonan que nuestro estilo de vida nos conducirá derechito al infierno y ni así nos quita el sueño. Tampoco debería, porque el cielo o el infierno que ya vivimos en el día a día es suficiente para mantenernos con la mente ocupada y no pensamos en necedades que ocurriran cuando estemos muertos. Aún así, los radicales vegetarianos, ovolactovegetarianos, los defensores del trato ético hacia los animales, los protectores de las especies en peligro de extinción y demás sub-especies, dan la impresión de estar un poco más cerca del cielo ese que nos es tan esquivo y son cada vez más los adeptos que asumen su filosofía; pero es mi impresión que luchan una batalla perdida.

Yo no soy abanderado de nada, hace tiempo que me considero Suiza debido al cinismo con el que afronto mi neutralidad pero no puedo pasar por alto el hecho de que ya estoy metido en esta guerra visceral, literalmente. Ahora que estoy a medio camino en obtener mi título como ingeniero me pregunto: ¿Cómo terminé metido en esto? Siempre he dicho que mi amor por los animales nació en mis primeros años, con la clásica historia del perro de mascota como instrumento aleccionador que me ofreciera las primeras nociones de responsabilidad, luego vendrían años de mayor conciencia e inocencia cuando pretendía acabar con los perros vagabundos de mi calle y finalmente una desición trascendental que me llevó a engrosar las canteras de mi facultad. Pero en algún momento de ese trayecto hubo un punto de quiebre que me condujo hacia el lado oscuro, pues ahora usufructúo con mi esfuerzo, mi tiempo y mi dedicación (a cambio de dinero) para hacer de aquellas especies menos favorecidas simples instrumentos para lograr éxito personal y/o profesional.

Recuerdo que cuando ingresé a la universidad me invadieron sentimientos de alegría y una mezcla de optimismo e idealismo, pues ilusamente creía poder cambiar el mundo, acaso todos pasan por esa etapa, no lo sé realmente. Con el tiempo me fuí desilucionando de lo acartonado e insensible de mi dizque vocación profesional, me empezó a desencantar el objetivo de convertirme en "este" tipo de profesional (aquél que lucra con los animales que no pueden defenderse). Empezando mi tercer año de estudios pensé en abandonar la carrera, luego quise hacer un traslado interno hacia la facultad de agronomía pero ya era demasiado tarde, había empezado con los cursos de especialidad y hubiera sido un retroceso en cuestiones de tiempo. Además no quería desprenderme de mis dos superamigos de la facultad: Dunkin y Sao, quienes hacia el final de mis días como estudiante se convirtieron en el único motivo para que continuara asistiendo a clases.

Es un hecho, si algo tengo que reconocer es la importancia de estos dos amigos con quienes la monotonía de la vida universitaria pasó a segundo plano, ya que nuestro objetivo fundamental en esos días era la joda gratuita, las chupetas, el cotilleo y la vagancia absoluta. Eso no quiere decir que no nos rajaramos con las materias y con las interminables horas de prácticas en las granjas que posee la facultad; ya que para eso si éramos responsables (quisa para lo único que realmente lo fuimos), pues nos esforzábamos lo suficiente para aprobar las materias con una nota respetable y sin ceder un ápice en nuestra bien ganada fama de "vagos con suerte" entre los profesores y colegas de aulas. Definitivamente no fuímos los típicos estudiantes del montón y a los cuchicheos de los nada respetables congéneres hago referencia.

Anécdotas hay muchas, como cuando enviábamos cartas anónimas a los profes que nos caían pesados (es más espero hacer un post sobre este tema en el futuro), o en los numeros viajes de curso en los que no hacíamos absolutamente nada, además de huevear, chupar y hacer turismo interno. Como olvidar las maratónicas dos semanas de exámenes parciales parciales y finales en las cuales nos atrincherábamos en mi casa para sacarnos la mierda estudiando día y noche, cuya recompensa inmediata era que aquél que terminara de estudiar primero podía darle curso a la botella de pisco o ron con la cual religiosamente amenizabamos aquellas noches, además de parar para comer y cagar solo teníamos un break permitido: a los 2 am encendíamos la TV en Cosmopolitan para ver "Sex and the city" (en las que todos teníamos un personaje) y cagarnos de risa con "nuestras" aventuras sexuales. Más de una vez llegamos excedidos en copas a un exámen y para incredulidad de muchos obteníamos notas nada despreciables, ya les conté nuestro secreto mejor guardado.

Y como estudiamos profesionalmente a los animales, también tenemos anécdotas relacionadas con ellos. Como cuando en mi primera clase de equinos me caí de cabeza del caballo, o ver al súper fashion de Dunkin dándose cachetadas tratando de atinarle a las decenas de moscas que osaban posarse en su cara mientras limpiaba el establo de vacunos. Me cago de risa al recordar a Sao sacudido como bandera cuando una vaca a la que le practicaba palpación rectal se le soltó el amarre y empezó a dar brincos a diestra y siniestra con el brazo de Sao aún en su ano... mejor que los "sanfermines".

Esos son los gajes del oficio y de no haber sido por ellos los últimos años hubieran sido los más tediosos de mi vida. Hoy en día, reconozco en los animales un medio para usufructuar con ellos y comprendo que me he desensibilizado totalmente de mis primeras nociones y mucho tiene que ver mis visitas académicas a los camales (o mataderos), verdaderos infiernos en tierra que no deseo como oficio ni vocación; reconozco asimismo nobleza y sencillez de los animales como especies únicas que no transgreden, somos nosotros los que nos inmiscuímos para cagarla en nombre de la ciencia. Parafraseando a la escritora y cronista del The New Yorker, Susan Orlean: quien descubrió en los animales su sabiduría y sencillez. "Esa es su gran virtud". Es así que en medio de todo este trajín perdí la perspectiva que tenía pre-concebida al involucrarme in situ con los animales. Ahora me pregunto: ¿En que momento habré perdido parte de mi humanidad? Porque es evidente que el lado oscuro, o sea, mi animalidad, salió a flote y me hizo resistir hasta el final de la carrera.

Es por todo esto que no hice nada especial cuando terminé mi vida universitaria (además de la chupadera de rigor), tampoco pienso graduarme con careta de hipócrita junto a mis colegas y le he perdido el total respeto a mi profesión por la cual continúo sacándome el ancho. Esta semana Dunkin ha terminado su tesis y esta igual de desmotivado que antes; ya no le jode que las moscas usen su cara de aeropuerto pero ha encontrado un nuevo pasatiempo: los 28 perros -sí, leyó bien- que quieren olerle el trasero (entre otros menesteres) cada vez que llega a la granja en donde hace prácticas. Sao cursa su último semestre de estudios y esta ansioso de largarse de la universidad por todo lo alto, dice que ya no es lo mismo porque no estamos nosotros "sus patas" y está maquinando un desmadre para que ni los profesores ni la facultad se olviden jamás de nuestro paso por las aulas, el chico es de temer y habla en serio.

Por mi parte, espero terminar la maldita tesis y librarme por fin de todo esto, pero ¿realmente me dedicaré a esto por el resto de mis días?... No, no si puedo evitarlo pero mientras tanto me fajo.

sábado, septiembre 15, 2007

...Y SE HIZO LA VIDA

Ya es oficial: una pequeña personita me ha atíado (¡pásame la Manti!). Desde el jueves que ando estrenandome en calidad de tío y me gusta el título; es más, diría que hasta me sienta bien. No había tenido tiempo de postear algo al respecto por lo copado de estos días pero ahora sí me presto a dar rienda suelta a lo que mejor se hacer: el cotilleo... que diga, soltar palabras, burradas y palabrotas. Vaya a por las botanas y acomódese bien a su asiento que no será un post corto, evidentemente hay mucho pan que rebanar.

Cancelado provisionalmente el baby-shower y con la familia de mi cuñadita de duelo, se esperaba que su último mes de embarazo transcurra con la mayor tranquilidad emocional posible; pero cosas de la vida, calma fué lo que menos reinó en lo que quedaba de gestación.
Durante una de las visitas del control ginecológico, Silvana, la futura mamá le expreso algunas dolorosas incomodidades al llevar la güatita; el médico, en toda su sapiencia luego de evaluarla le dijo que "no tenía nada, que vaya con dios". De seguro habrá pensado que estas hijitas (y aprendices) de mamá que se echan a llorar como críos ante el menor dolorcillo lo que en verdad necesita es un Xanax. Pero no convenció a nadie ya que ese mismo día tanto la flaca como su flaco (o sea, mi hermano) ya estaban en sala de espera de una segunda opinión con una doctora de registro impecable, que sabe lo que es parir una sandía por el orificio donde usualmente entraría solo un limón (disculpe la sutileza, me pongo medio bruto a veces). Gracias a los artilugios de las tías (estas vez el adjetivo "tía" si hace referencia a una mujer madurita, entrada en años, choclona a cabalidad) y mucha influencia social, se consiguió una cita con la solicitadísima doctora, quien tiene su consulta en una clínica diferente a la que mi cuñada se había hecho el seguimiento íntegro de su gestación.

Por lo que me contaron, vasto solo una mirada a la pancita para que la experimentada médico detectará una rara estrechez pélvica en Silvana, luego de revisarla al detalle y hacerle algunos exámenes exhaustivos le dijo algo a los futuros padres algo que los dejó lelos: "Es imposible que tengas un parto natural, vamos a programar tu cesárea dentro de diez días". En cristiano, lo que ocurrió fué que esa rara estrechez a nivel de las caderas impediría que la bebé salga de manera natural por el canal de parto, pudiendo provocar inclusive una deformación craneal si esto sucedía. Entonces, había que evitar a como de lugar que Silvana complete los nueve meses de gestación y entre en trabajo de parto, y debido a esta rara estrechez se producían los dolores que tanto la aquejaban pues el feto ya no tenía espacio para seguir creciendo, luego de más exámenes, se determinó que ya estaba culminada su formación y que sería seguro practicarle cuanto antes una cesarea. Y esa noticia les cogió con tres semanas de anticipación a lo programado por el médico de la otra clínica. Evidentemente ese mismo día mi cuñada dejó el seguimiento en dicho lugar, se puso en las manos de esta doctora y se acogió a los servicios que ofrecía este establecimiento médico. ¿Y el otro doctor? Que le den...

Los siguientes diez días se sucedieron de manera rápida, se ultimaron los detalles que faltaban a contrareloj y el pasado miercoles tanto Silvana como mi hermano (en calidad de infiltrado) se quedaron internos en la clínica para la cesarea programada para la primera hora del jueves. Al menos se veían tranquilos, y eso es más de lo que se podría esperar luego de lo atolondrado de los días previos. Mientras tanto, nosotros nos reunimos en la casa de mi viejo, donde este se comía las uñas como si estuviera viendo uno de los mejores capítulos de "Simplemente María", Sabrina (la bruja adolescente... jeje) estuvo pendiente de las emociones del viejo, preparando el café y metiéndole cachetada cada vez que se emocionaba demasiado; y yo, pues normalón nomás, luego de ver la ostentosa "suite" en donde se alojarían los futuros padres (toda una extravagancia la de estas clínicas) pensé que lo demás sería un juego de niños, aunque el futuro abuelo si me preocupaba estaba demasiado muñequeado (¡contrólate hombre!)... ¿y la familia de ella? Concentrándose en su casa, no sé los detalles y tampoco nos interesa demasiado. Ambas familias nos reuniríamos en la clínica a las 5:30 de la mañana provistos de cámaras fotográficas, filmadoras y celulares para perpetuar los momentos Kodak... mismo turista asiático.

Luego de la tertulia nocturna con mi pequeña familia me acomodé a mi asiento frente a la TV para una maratón de peliculas que acababa de adquirir esa tarde en el bazar suelo: "Saint Ange" (terror a la francesa... oui, ¡horror!, oui), "Children of men" (aquella con Clive Owen, todo un espectaculo para los sentidos), "Das leben der anderen" (La vida de los otros: mejor peli, mejor actor y mejor guión de la academia europea en el 2006 y de yapa el Oscar 2007 a la mejor peli extranjera) y "28 weeks later" (la apocalíptica continuación de 28 days later, terror y algo de gore británíco no apto para estomagos sensibles). Mi idea era quedarme de boleto esa noche y así evitar la jodida idea que me despertarán a medio sueño y estar hecho un ogro furioso todo el día. Lamentablemente, haciendo zapping luego de ver 28 weeks later (interesante y claustrofóbica) encontré una de esas joyitas televisivas que raramente son promocionadas como es debido en la alicaída programación de madrugada de un canal local: "Angels in America", sí aquella mini serie de HBO que ya había visto y me había encantado (tanto que tengo la imagen de la "angelical" y evocadora Emma Thompson descendiendo del cielo como salvapantallas de mi PC, de antología. Imposible resistirme a todo un delicatessen visual, así que me enganché a esta compleja historia de un grupo de neoyorquinos sin vínculos aparentes en la década de los 80´s cuyas vidas se ven afectadas por los primeros tiempos del Sida, la lucha con los fantasmas del pasado, la política represiva de entonces y un impresionante mundo interior de fantasía a manera de válvula de escape frente a la sensación de los hombres tanto como de los ángeles ante el abandono de dios. Una historia extraña pero super vigente en la actualidad que te acerca de manera fidedigna a los matices de nuestra humanidad antes del apolípsis. Más que recomendable.

Luego intenté proseguir la jornada con la peli francesa pero fué demasiado para mi cuerpito de mosquito y me quedé jato en el sofá, soñando con mis propios ángeles. Grave error porque me daría más pereza para despertarme y más aún, para meterme a la ducha a esas horas en que todavía reinaba la oscuridad. Y como que no fuí el único, pues a todos se nos pegaron las sábanas y como consecuencia llegamos más que tarde a la clínica, tan tarde que Silvana ya había entrado al quirófano y a mi hermano lo estaban preparando para que ingrese en el momento exacto que estuvieran extranyendo a la bebé. Evidentemente, luego nos cayó una guapeada de esas de parte de mi hermano. En contraparte, la familia de Silvana si llegó convenientemente a tiempo. Se esperaba que la operación finalice alrededor de las 9 am. pero media hora antes nos informaron que ya había terminado todo de manera satisfactoria y que podíamos acercarnos hacia la "sala de exhibición" en donde conoceríamos a la culpable de tanto alboroto. Así, luego de correr casi en estampida nos apostamos del otro lado del cristal con todos los artilugios tecnológicos habidos y por haber para inmortalizar el momento (acoto que es el primer bebé de la camada de hijos de esta parte de mi familia -o sea, de la materna- y es el tercer bebé por el lado de la familia de Silvana).
Acto seguido se encendió un letrerito sobre el cristal que decía: "¡Es una niña!" y corrieron la cortina que dejaba ver a Romina, la nueva integrante del clan. Faltan palabras para describir la euforia y sensación del momento pero es suficiente con contarles que fué amor a primera vista, un flechazo de sentimentalismo cursi que quedó reflejado en las expresiones de todos los que ahí nos encontrábamos presentes (entre abuelos, tíos, primos y figurantes en general), todos babearon tanto que opacarían al mismísimo alien. Que tal momento, realmente para el recuerdo.
Es por demás sabido mi especial animadversión por todos los criters por igual (criter: cachorro humano en etapa de crecimiento, según mi jergario de bolsillo), pero con Romina fué diferente. Un estallido que me provocaba otro tipo de sensaciones y eso si que fué algo que no me esperaba, pero como dice mi viejo: "la sangre llama".
Romina es una belleza en el sentido estricto de la palabra y no es que yo lo diga... bueno, un poco de eso en realidad. Lo que mas voy a recordar de sus primeros minutos de vida serán sus estirones, se estiraba como atleta haciendo calentamiento para correr los 100 metros planos, como explorando por primera vez tanto espacio como nunca tuvo, y es que dentro de la güata de su mamá, que no dudo debió haber sido muy cómodo pero si había algo que necesitaba era espacio para moverse a sus anchas y fué lo primero que hizo al llegar a este mundo... meterse una estirona como gatito roñoso que se acaba de despertar. Luego de varios minutos acabó el show hasta dentro de un par de horas cuando ya podríamos disfrutar de ella en la habitación con los orgullosísimos padres. Eso nos dió tiempo de llamar a informar las buenas nuevas, de desayunar en la cafetería y de hacer un poco de tertulia, en donde todos presumían haber sacado la mejor fotografía o haber tenido el temple necesario para que el video no se salga del encuadre en ningún momento.
Por mi parte, llamé a medio Lima para cotillear detalles y coordinar las visita que empezarían a sucederse desde ese momento y hasta el cierre de este post no terminan.
Cuando al fin pudimos reunirnos todos en la habitación empezó el verdadero show, sí es cierto eso que un recién nacido trae alegría y esperanza (no se como explicarlo, pero casi se podía oler en el aire), te hace olvidar la mala noche, los trajines de los días previos y la tristeza de haber perdido una abuela (en el caso de la familia de Silvana). Todo se impregna de aroma a bebé y miradas tiernas de los acartonados adultos que en ese momento darían todo para ver feliz a ese angelito caído del cielo.
Recién al segundo día abrió los ojitos y que ojos para bellos, empezaron a recorrer e inspeccionar el lugar en donde se encontraba, quizas tratando de ponerle un rostro a ciertas voces que desde meses atras le empezaron a sonar tan familiares pero que carecían de rostro. Fué ahí también cuando todos empezamos a reconocer algo de nosotros mismos o nuestras familias en esta nueva criaturita: tiene los ojos de la madre, las entradas del cabello y los oyuelos en las mejillas de su padre, la nariz y los pies pequeños de la abuela materna, los dedos largos del abuelo paterno y una linda expresión en el rostro única, patentada e irrenplazable.
El día de hoy le dieron de alta a Silvana en la clínica y por fin pasaron a su casa como una verdadera familia, más fotos, más visitas y una tonelada de regalos precedió a su llegada. Otro mito que quedo comprobado: Todos los niños llegan a este mundo con el pan bajo el brazo, y aunque puede que no sea literalmente pan o riqueza material, hay algo innato que llega en cada nacimiento, montones de amor para ser derrochados y es que me sorprende la capacidad que tenemos las personas para prodigar este sentimiento ante la verdadera maravilla de esta vida. Un nacimiento siempre marca un hito ya que lo divide todo en un antes y un después. Ahora me pregunto como pudimos estar sin este pedacito de sol que parece contagiarlo todo a su alrededor, la verdadera baby sunshine. Desde ahora, motivo de mi inspiración.

LA NOCHE MAS LARGA DE TU VIDA

Un mes atrás.

Videos musicales de NetJoven.com

La canción es "Now we are free" de Enya.

martes, septiembre 11, 2007

¿SE ADELANTO EL DIA DE LOS INOCENTES?

He aquí la última cyber-palomillada que he descubierto navegando inocentemente por la red: Björk Gudmundsdóttir (todo un trabalenguas), la vanguardista cantante islandesa fuera de este mundo, aparentemente viene a Lima. ¿Que cosa?
Así como leyó, incrédulo lector. Esta noticia calientita acaba de ser divulgada por la siempre "confiable" red y ha empezado a propagarse más rápido que chisme de comadres. Cuando me dí con la noticia casi me meo de risa, imaginarme aquella enigmática voz de elfo envuelto en ese cuerpo de lolita (o sea, de niña-mujer) desgañotandose en algún rincón de la ciudad para deleite de sus fieles, me pareció demasiado. No está bien jugar con la sensibilidad de la gente, menos aún con nuestro nivel de tolerancia tan venido a menos en estos tiempos.
Fué entonces cuando me propuse encontrar la fuente oficial antes de que me dé un surmenage o un almodovariano ataque de nervios; y terminé empotrandome con blogs musicales, blogs personales que recogían la noticia tal como yo se las trasmito a ustedes. Pero luego de navegar un poco más me dí con la mismísima página de el diario "El Comercio" (acaso el tiranosaurio rex de los periódicos serios del Perú) y ahí sí sentí un escalofrio.
No puede ser -pensé- que los acartonados redactores del diario más señoron del Perú hayan caído en la palomillada, esto debe ser una broma... es más, esto tiene que ser una broma... porque de no ser así mi corazón no lo soportaría. Soy muy joven para el marcapasos. Entonces volví a leer la noticia y veanla ustedes mismos aquí. Ya no sé si reir o llorar.
Para salvaguardar mi integridad física y/o emocional he decidido no caer en el cuento. Para mí no viene Björk, así de simple. Y a las pruebas me remito:
1.- En este país no estamos acostumbrado a las visitas de artistas de la talla de Björk, quizás si, pero solo si llegan como incógnitos turistas con ganas de conocer Macchu Picchu, las líneas de Nazca, el lago Titicaca y descubrir nuestra sorprendente gastronomía. Pero que vengan expresamente a ofrecer un concierto, pues no. Al pobre Perú no le sientan bien estos lujos vanguardistas, eso déjaselo a Bs. Aires, Rio o Ciudad de México. Aquí estamos acostumbrados (a niveles del empacho) a recibir como top star a los Daddys Yankes, los Arjonas, los Timbiriche, los reencuentros con los ex-Menudo, los Manás, las Shakiras, los Rickys Martins y similares exponentes pre-fabricados dedicados a la sumisión de las masas pero sin nada de talento. A ellos les ponemos la alfombra roja y los homenajeamos como se merecen: les reventamos harto cuete, cantamos y bailamos sus efímeras dos canciones, los paseamos por los programas cómicos de rigor (donde se enfrentan a sus dobles travestidos, de cajón) y luego los reciclamos en el olvido de nuestras mentes. Y ellos se dan por bien servidos.
2.- Alguna vez también salieron con este mismo cuento. Desde el bicho de Michael Jackson, pasando por Bryan Adams, hasta hace poco con los rumores de la llegada del mismísimo Morrisey, pero todo no termina siendo mas que un simple rumor. Pobre mi corazón.
¿Así que... por que creer que esta vez sería diferente? Pues bien, en el lado amable del asunto este año el genio creativo de Pink Floyd se llevó el título del concierto del año. ¿Acaso es eso suficiente? ¿Estará bien dejarse llevar aunque sea un poquito? Pues no lo creo, al menos yo me preparo para lo peor (o sea, a que no viene) y espero lo mejor (o sea, a que viene). Y así espero salir mejor parado emocionalmente y socialmente. Ya que en alguna oportunidad dije solté al cielo una plegaria a lo imposible que cito: "El día que venga Björk a Lima voy tolaca y de rodillas al concierto"... así que tampoco me conviene por ese lado. Mi honor ante todo. ¿Pero y si viene... ?
Pues si acaso llega ese día estaré preparado para arrancarme las mechas con las manos, para llorar sangre de emoción y quedarme de por vida sin voz luego de hacerle de segunda voz a la pequeña hobbit... pero hasta entonces empieza toda una peregrinación (por lo imposible).
¡Oe, que viene Björk!... ¡Si huevon! Y yo soy mas inocente y mala suerte que el mismísimo Charlie Brown. A otros con ese cuento. Yo paso... (hasta ver las entradas a la venta por Teleticket y hacer mi cola para entrar al escenario).

martes, septiembre 04, 2007

FLIRTEO EN UNA CITA

Cada lunes y viernes tengo consulta médica con los especialistas que me estan tratando, eso significa para mí un día maratónico, pues debo dejar las cosas en la granja concluídas (a veces a medio hacer) y regresar hecho un pichín a Lima para llegar a la cita médica a tiempo.
El último viernes me fué imposible dejar Chosica por un problema casero y tedioso que no paso a relatar a pesar de que salí temprano de la granja con la intención de ir al control médico (cosa que finalmente no ocurrió), lo que me supuso más de un lío y material suficiente para este post.

Cancelada mi visita del viernes, llamé a la clínica para hacer otra y dada la agenda copada del doc me enyucaron una para el sábado en horas de la tarde; la acepté, pues no estaba en posición de reclamar nada, ya me las ingeniaría para dejar la granja con la excusa de una diarrea o algo parecido (recuerden que el día anterior ya había salido temprano rumbo a la clínica, así que no podía usar el mismo chamullo).
El sábado mi día empezó más temprano de lo habitual, en precaución de que se presente algún imprevisto y con la idea de zafar temprano a como de lugar. Mi excusa de que tenía una churretina aguda provocada por una enteritis me sirvió mejor de lo que pensaba, pues el ingeniero a quien le rindo cuentas como tesista me exaltó a cuidarme mejor e inclusive me sugirió que me tome el domingo en el caso no este del todo repuesto (obviamente no iba a ser un caradura en acatar esa licencia mal infundada, pero de que tenía ganas de tirarme la pera... tenía).

Así, de regreso en Lima paso por casa para ducharme (usualmente esto lo haría en la granja pero dadas las circunstancias no podía hacerlo, hubiera dado a entender que me había cagado encima, ¿manyan?) y luego se me da por comer algo, pequeño gran error, pues esto me tomó más de la cuenta y se me hizo tarde para la cita con el médico (si seré cojudo). A pesar de mis esfuerzos contra el reloj, llegué pocos minutos tarde (esto es un eufemismo: ¡llegué tarde y punto!) y bueno, caballero, no me quedó más que esperar que algún otro paciente cometa el mismo error. Cuando veo la sala de espera totalmente abarrotada, compruebo hecho un perdedor que me espera una tarde de esas... (que prefieres olvidar) y no me quedó más que enfundarme en el único rincón que encontré a disposición. Me maldije internamente por no ser precavido ya que nada me costaba traerme algún artilugio con que entretener mi prolífica mente, cualquier cosa hubiera sido una buena idea: el periódico, el mp3, un libro a medio leer, algún amigo con demasiado tiempo libre. En fin, ya era demasiado tarde para todo eso, me había propuesto no moverme de ahí hasta que el doctor me despache con su venia.

La salvación parecía que vendría de la TV, acaparadora de la atención de la mayoría de las personas que en esa sala de espera nos encontrábamos pero lamentablemente alguien tuvo la genial idea de dejarlo en la señal de Sony. Y todos sabemos que las tardes de sábado en Sony es una aburrida maraña de refritos carentes de ínteres (al menos para mí) pero que si logró engatuzar a la demás teleaudiencia. El climáx de esta intolerante situación se alcanzó con la repetición semanal del bodrio de Latin Amirican Idol, que por lo visto esa tarde, sí tiene sus adeptos; pero igual no sería mi posición. No me quedó mas que mirar al techo, al piso y hacerme el sordo por un par de horas, hubiera dado lo que fuera por ser autista en ese momento. Ya que de haber sido por mí, estaría haciendo zapping entre algún partido de la "Copa Cable Mágico" (¿de que se sorprende...? me vacila el futbol) o haciendo chekin´ de "Invierno Fox Sports" (donde " ...solo la nieve en toda su expresión compensa el glamour y la belleza de Ingrid Grudke"). ¿Será por esto que todos piensan que soy un gay atípico? Uhmmm... puede ser.

Como sea, la tarde fué pasando y yo seguía plantado al maldito sofá, no me levante ni para entrar al puto baño, vaya uno a saber si en ese momento me llama la asistonta del doc, no estaba de humor para tentar a la mala suerte que desde ya, rondaba a mis espaldas. Pacientemente esperé, con mi cara de pocos amigos eso sí; pues no hay norma de urbanidad que te prohiba tener el morro largo en lugares públicos, quizás la tía Frieda Höller (autora del libro "Ese dedo meñique", entre otros) si me hubiera visto embutido en aquél rincón me hubiera dado un par de zopapos para recuperar la compostura y cambiar esa cara de perro rabioso que me manejaba, por suerte, esa tarde no atendía a provincias.

Y fué cayendo la tarde y uno a uno fueron pasando por mi lado los civiles que pugnaban por su consulta; por ahí mientras divagaba en mi mundo interior me dejé llevar por algún pensamiento calenturiento, pues una señora incauta que recién llegaba a su cita me pregunta algo como: ¿Y el doctor X (menciona su apellido), es bueno (en referencia a ser bueno en su profesión)?... A lo que yo respondo con toda naturalidad: "Sí, está re-bueno". Anécdota verídica. Habían dos personas más en el lugar que o bien fingieron no oír nada, o en realidad no oyeron nada, o les vale madre todo eso. Ipso facto me puse rojo pero ya había desembuchado, así que me tragué mi orgullo y la miré a los ojos con mi cara de yo no dije lo que dije, pero ya que lo dije... no lo propagues. La señora aquella hizo mutis y muy sobria se sentó en el otro extremo de la sala de espera. No volvimos a cruzar ni la mirada. Luego de su consulta cuando ya se retiraba, me miró de reojo. Me dieron unas ganas de decirle: "¡Pero señora estamos en el nuevo milenio... abra su mente, por dios!", pero todo no quedo en puro pensamiento. Hubiera sido demasiado hacer una escena.

Al poco rato llegó una parejita fashion, ella maquillada a más no poder y de esas que les gusta hacer ruido con sus mega-tacos de 10 cm. con los que generosamente llegaba (y quizás pasaba) el 1.80mt, era guapa realmente aunque no me tragaba del todo el cuento, mujeres asi hay que verlas sin maquillaje y vestida con el pijama para reconocer su verdadera belleza. El patín era el típico "loco gym" (sub especie urbana fácil de encontrar en los gimnasios, ya que se desvive en uno de estos), músculo hasta en el lóbulo de la oreja, demasiado grotesco a mi punto de vista. Con el trajinadísimo polo apretado destinado a cosechar miradas al por mayor, pero de atractivo... poco. Bueno, al menos es mi opinión, tendran que confiar amables lectores.
La pareja mientras esperaba a por entrar, se profesaba cariño con mucho gusto, cuchicheos cómplices, mordisquitos en la oreja, risitas pendencieras... realmente se veían muy bien juntos. Eso me hizo pensar en el éxito para ligar en el mundo real, donde la tajada más grande se la llevan aquellos que cuidan su cuerpo y hacen ejercico, que se gastan medio sueldo en su apariencia personal y saben como lucir su mejor mercadería. En donde igual vale algún retoque en nombre de la armonía física y al abuso de anabólicos en pos de un cuerpo de catálogo. Ese afán por mimarse parte de un amor y una vanidad natural pero que sin embargo, les trae más ventajas para encontrar su media naranja; supongo yo, que les será más fácil, al menos que para la gente común y silvestre, sin tantas ataduras (entre los que me incluyo).

Empezaba a caer la noche y yo seguía calentando asiento, hasta que sucedió una última perla: La sala se encontraba medio vacia (solo la parejita fashion y yo), en la TV ya daban Whos line is it anyway? Cosa que cambió mi humor; pese a que el programa es archirepetido, siempre es bueno reir luego de un día como el que había tenido. Llegó a la sala un pata más y se sentó al otro extremo de donde yo me encontraba. Inmediatamente les llegó el turno a la pareja fashion, así que la sala quedo casi vacía.
Al rato, me percato que el sujeto que había llegado se había cambiado de lugar, ya que ahora lo tenía rochosamente al lado, no a mi costado literalmente pero casi. Aparentemente lo que quería era tener una mejor vista para ver la TV (que se encontraba en un rack), así que no le presté mayor atención. Minutos después me empecé a sentir incómodo, como que observado (¿acaso injuriado?) y para constatar que era el sujeto aquél debía desviar la mirada al otro extremo, dada la ubicación del aparentemente atrevido tipejo. Ya me olía raro la situación. Inmediatamente recordé un fragmento de "El silencio de los inocentes" en donde Hannibal Lecter le dice a Clarice que si acaso ella no sentía miradas que recorrían su cuerpo todo el tiempo. Era la codicia, que empezamos a codiciar lo que vemos diariamente. Pero en este caso no percibía que era por codicia, si no, con intenciones más terrenales.

Como yo de tonto no tengo un pelo (a pesar que mis amigos me digan "Calabacito"), pensé hacerle el paré de tajo, para que aprenda a manejar su virulenta mirada. Y esperé pacientemente la extraña sensación con mi mejor cara de cojudo (o sea, la del diario). Así, en un instante... ¡plaf!... volteo la cabeza y... efectivamente lo ampayé... y su mirada no se dirigía ni a la TV ni a mi sonrisa contagiosa. El muy atorrante se hizo el loco y bajó la vista pero ya era tarde. Lo había puesto en evidencia.
Ya no le dije nada, porque con la cara de serial killer que debí haber puesto me pareció suficiente y en parte debido a que me sentí palteado. Lamentablemente la anécdota no terminó ahí pues el compadrito este no se dió por bien servido e intentó hacerme el habla con una muletilla más vieja que la biscabuela de la Chilindrina. ¡Por favor... no nací ayer! Esas cosas solo funcionan en las novelas rosas de la Fiallo en donde vasta una frase mordisqueada de estas para iniciar algo más que una amistad.
Esa noche ya en casa, le conté la escena al detalle a "la rojita" con la espectativa de quien ha hecho su buena acción del día y ella en su condición imparcial, lo primero que me preguntó fué que hubiera sido necesario para que yo le siga el juego al patin aquel. A lo que yo le respondí tajantemente: " ...es que no era mi tipo". Ella se quedó callada como para que yo mismo me dé cuenta de lo que acababa de decir, pero no hubo reacción en mí. Antes de irse me pegó el tiro de gracia y me soltó una frase de esas que lo dejan a uno pensando (tardíamente en mi caso): "Y después te preguntas por que estas solo".
Mientras coinciliaba el sueño -o mejor dicho, mientras combatía el insomnio- me puse a pensar en todo eso y al fin me dí cuenta del trasfondo del asunto. Me sorprendió el comprobar que no soy muy democrático en estas cuestiones y si bien, por un lado pregono que no quiero estar solo, por el otro soy muy hermético respecto a quien osa acercarse a mí y lo malinterpreto todo. Mi excusa es conocida: no tengo experiencia en estas cosas y menos aún en los flirteos urbanos, soy pura teoría. Ya que estoy acostumbrado y me siento demasiado cómodo con mi circulo social que me entiende, en donde ellas se dejan gilear por mi verbo florido y mis poses galanescas (que no conllevan a nada) y ellos llevan el tema con más interes y curiosidad que yo mismo (también se dejan piropear y me echan los tejos y yo ni me doy por aludido).
He descubierto también que me gusta tener el control de la situación, ser yo el que da el primer paso cuando estoy en plan gilero, y cuando sucede a la inversa me siento transgredido y acechado. Reaccionando de maneras que no son las correctas cuando debería tomarmelo deportivamente. Lo que empiezo a comprender es que hay un mundo más allá de la burbuja social en donde me siento a mis anchas y a mis veintipocos años compruebo con estupor que me falta lleca (o sea, calle, barrio, barrunto). Una cachetada de realidad que puede hacer explotar la burbuja en cualquier momento.
Ninja!