domingo, mayo 27, 2012

888



Dos años, cinco meses y cinco días... es el tiempo que ha pasado desde que escribí mi último post y mucha agua ha corrido bajo el río de la vida.

Este no es un regreso, es una necesidad de no olvidarme de toda una etapa de mi vida, de descubrir yo también como he cambiado, lo que ha hecho el tiempo conmigo, los míos y mis hábitos. No pretendo hacer catarsis, pero es verdaderamente emotivo volver a leer mis antiguos post y descubrir como pensaba, sentía y vivía entonces. Ya no tengo 22 años, tengo 28; y si que he cambiado mucho desde entonces. En algún momento lo que ahora escribo también será antiguo y añejo, me gustaría preservar algo de lo que siento ahora para el futuro, si es que llego a leerlo.

Qué ha hecho el tiempo conmigo? Me ha dado serenidad y calma,  mucha calma. Ahora soy mas pausado y centrado. Sí que me cuesta reconocer como he bajado a las revoluciones, pero ahora la vida tranquila también se valora por su trivialidad y sobretodo, porque aún hay vida. En una época en que la gente que aprecias empieza a irse antes de tiempo, la vida adquiere un significado más valioso.

Dos años, cinco meses y cinco días es mucho tiempo para resumirlo en pocas líneas pero he de decir(me) que estoy bien, que he tenido mucha suerte, que así como he conocido el fracaso ahora disfruto del éxito, que me he enamorado,  decepcionado y vuelto a enamorar, solo me falta ser correspondido; que disfruto de mí vida tal como es y eso me da felicidad. Por el lado menos amable he de confesar que me he vuelto ingrato, mañoso y torpe. Que no he sabido conservar y valorar a personas que tenía a mi lado. Que mis defectos se acentúan con el paso del tiempo y eso me aterra porque me lleva a pensar en el futuro que me espera.

Pese a todo, observo el pasado lleno de nostalgia. No de recuerdos, porque recuerdo muy poco, mi presente es realmente motivo de orgullo personal y mi futuro totalmente promisorio.
Que bueno que este rincón del cyber espacio aún está activo y me ha permitido verme reflejado casi como en un espejo. El tiempo jamás pasa en vano. Ojala lo hubiera sabido -o considerado o valorado- entonces.

888 días después descubro que tal como me lo vaticinaban... finalmente maduré. Lástima que no estés para verme.






Este post llega por gentil auspicio de Mis otros Dragones, un blog sobreviviente de la época dorada de los blogs, de cuando escribir era un placer y no una culpa; y porque ante mi grata sorpresa de encontrarlo activo y comenzar a leerlo me entró la nostalgia de volver a escribir algo en este viejo rincón olvidado en el tiempo.


Un tema propio para un viaje que está a punto de empezar...






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