EL ÚLTIMO TABÚ DE NUESTRO TIEMPO

La curiosidad es una característica innata en las personas pero es especialmente ingenua en nuestra niñez, etapa en la cual el mundo es una pregunta sin resolver y se buscan las respuestas en la gente que nos rodea, nunca faltara aquel familiar sabiondo que se anticipe con las interrogantes pero no necesariamente con la verdad.

Suerte para los curiosos de estos días que tienen la información a la mano, pues con la ayuda de San Google quien les separa de un botón de todo tipo de información y contenidos indiscretos.
Todos los tabúes de la sociedad han sido poco a poco revelados y para nadie una incógnita en este tiempo de sobre-información representa un obstáculo, como muchos dicen, la información no solo es conocimiento, tambien representa poder.

Atrás quedaron los días en que el sexo era la gran interrogante de las despiertas mentes adolescentes, en donde la mejor manera de educarse era a través de experiencias de terceros, en su mayoría amistades igual de desinformadas y si se tuviera suerte, de parte de un hermano mayor generoso en soltar información a libre albedrío, pero eso pasaba pocas veces. El legado del hermano mayor, le llamo.

Películas pornográficas y revistas de adultos también eran bienvenidas entonces, cuando para informarse no eran necesarias las palabras, valían las imágenes también y a veces te mostraban una realidad distorsionada, pues lo que uno puede rescatar de estos artículos sobre nuestra sexualidad no es precisamente la correcta: ¿acaso todas las mujeres tienen unos exuberantes senos siliconeados?, ¿los hombres en su mayoría están súper dotados anatómicamente?, ¿todas las mujeres son de naturaleza bisexual, siempre dispuestas a hacerlo con su típica amiga Susy o Shirley?, ¿los hombres pueden fácilmente lograr maratónicas sesiones de amor sin perder la erección?. En síntesis, lo que la pornografía ofrece y vende es una hiper realidad de nuestra sexualidad, matizada con pequeñas licencias en nombre de nuestra especie que no son necesariamente verdaderas –aunque seguro mas de uno(a) se ha encontrado con alguien que rompe esta regla-, y esta información devorada por adolescentes inexpertos no hace mas que rellenar el vacío de la duda con mentiras verdaderas, pues había que esperar un tiempo para poner en practica tanta ciencia aprendida a escondidas y darse cuenta que la hermosa realidad no siempre tiene gran apetito sexual para terminar con un exceso de información –la real vivida y aprendida intangente- que termina siendo usada como información de los inexpertos continuando este circulo vicioso.

En la actualidad la red Internet ha creado una avalancha visual, ajena, virtual y real de información que es puesta a libertad y de fácil acceso para una mente lo suficientemente curiosa como para buscarla por los medios respectivos, las fronteras virtuales derribaron cualquier signo de moderación en la realidad y se puede encontrar información para casi todo, aunque este tipo de información no tiene necesariamente el sustento para ser tomada como realidad, pero se asemeja bastante y en muchos casos una imagen de verdad vale mas que mil palabras.

Por eso el sexo no es él ultimo tabú de nuestro tiempo por la facilidad en que es posible “informarse”, ya dejó de serlo hace un par de décadas y esta siendo manoseado como nunca antes, en nombre de la evolución de nuestra especie. No apunta hacia este rincón la idea de este post, aunque claro, que me pareció muy didáctico citarlo para hacer la comparación.

El gran tabú de nuestro tiempo es el que nadie te quiere contestar porque no lo sabe responder o por la complejidad misma de la pregunta. La muerte es una gran incógnita porque nadie tiene evidencia tangible sobre ello, y que conste que no me refiero a las personas con dones de médium, sino que, voy mas allá. ¿A cuantos de ustedes les ha quedado un mal sabor después de que algo o alguien se les ha muerto?, yo creo que a todos, todos hemos tenido una mascota que hemos querido mucho, algún familiar o algún amigos, y el hecho de que no sepamos en donde se encuentra –pues nadie sabe que hay mas allá- nos provoca sentimientos de ambigüedad emocional y malestar anímico. Pero así son las cosas, esa pregunta la responderemos al final del camino, al final de nuestras vidas y solo ahí, de nada sirven experiencias fortuitas con la muerte y visiones de túneles oscuros, luces y el abuelo llamándote del otro lado, eso solo se comprueba una vez en la vida y no hay medias tintas.

Personalmente quiero creer en una vida mas allá del umbral y que la reencarnación es posible, pues como sabemos todo es un proceso cíclico y estamos en constante cambio: "Nada se crea ni se destruye, solo se transforma", dice un principio básico de la física y tiene mucho de interés en este tema, el hecho de desaparecer de esta vida no necesariamente implica desaparecer en esencia, es lo que quiero creer. De niño escribí un cuento para los juegos florales de mi colegio titulado: “Así en el cielo como en la tierra”, en donde trataba de manera irónica lo que sucede después de la muerte de una persona, con los típicos clichés del cielo y el infierno, santos y demonios, es lo que yo quiero creer que nos espera pero no tengo la consistencia necesaria para proclamarlo como una verdad, simplemente es una posibilidad.

Quizás llegue un momento en nuestra evolución, en donde conozcamos de manera científica lo que sucede del otro lado, mientras tanto será una pregunta que nadie te pueda contestar, seas niño o adulto, y ahí radica lo misterioso del mismo, en fin, algún día terminaremos con esa duda, mientras tanto a seguir viviendo.