SE LA DEBO A LOS POLLITOS
Cuando era cachimbo en la universidad conocí la curricula de mi especialidad y un curso llamo mi atención sobremanera: Producción de aves, siempre me gustaron y parte del hecho que yo estuviera en esa universidad se debía a una pequeña anécdota; entonces veía lejano el día que tenga los cursos pre-requisitos aprobados para cursarlo, pacientemente espere.
Una vez cuando cuando era niño asistí con un par de mis primos y primas de mi edad a la kermés del colegio Santa Ursula, compre varios números esperando que la suerte me acompañe y pueda ganarme el TV de 21` o quizás el viaje a Cuzco para dos personas, entre los muchos premios suculentos que entonces se exponían en una enorme vitrina. Al terminar la jornada terminaba con una caja llena de pollitos amarillos y unos cuantos huevos (que yo terminaba cambiando por pollitos con mis primos) para regresar feliz a casa y apresurarme en ponerle nombre a cada uno de ellos, poco importaba que no los podía diferenciar y tampoco sabia sexar aves así que más de uno de los pequeños polizontes terminó con un nombre trans-género que poca importancia tenia para mí.
Mi madre tenia en el jardín de la casa una jaula para palomas enorme, cuyos únicos inquilinos eran dos cuculíes que nunca se animaron a llenar de plumas tanto espacio que tenían para sí, quizás se debió a que ambos plumíferos eran hembras y no querían ser madres solteras.
En fin, llegando con mi bulliciosa caja llena de pollitos bebe dándose calor corporal no me quedo mas que instalarlos dentro de la jaula y como que a las cuculíes les hizo menuda gracia estos nuevos compañeros porque desde entonces se atrincheraron en una varilla, la mas alta del interior de la jaula.
Yo colocaba algodón (si, del medicinal) y con él improvisaba un colchón para hacer más confortable la estadía de mis nuevas mascotas, pero tenia que cambiarlo frecuentemente porque tanto pollo desvergonzado no tenia el menor reparo en llenar de caca el lugar de sueño.
Con el tiempo los pollitos crecieron y era muy cómico ver a las cuculíes “sitiadas” pues para entonces sus compañeros de plumas alborotaban todo rincón de la jaula sin respetar el espacio personal con total impunidad.
El problema con los pollos es exactamente eso, que crecen muy rápido y la jaula no tardó en quedarles chica, así que todas las tardes al regresar del colegio les abría la puerta de la jaula para que salgan a estirar patas y alas. ¡Pollo atrevido, a la casa no se entra!
Para cuando empezaron a destruir las flores del jardín de mi madre, a comerse el perejil que había sembrado la empleada y hacer demasiado ruidosa su existencia por las mañanas; mi padre me alcanzo un ultimátum para que les encuentre refugio a tanto emplumado, antes que el se encargue por su cuenta.
Varios días después un pollo se perdió misteriosamente y no lo encontré pues me puse a buscar por todos lados al llegar a casa. Curiosamente para el almuerzo: sopa de pollo con fideos de letras y de entrada plata rellena con pollo, verduras y mayonesa. Imagen siguiente: yo llorando porque no me quería comer a mi pollo “Pitufo”.
Esa tarde llame a todos mis conocidos para buscarle un mejor hogar a mis mascotas plumíferas antes que terminen como almuerzo de tanto caníbal suelto; lamentablemente solo pude colocar uno en buenas manos, mi amigo Lucho acepto a “Sparky” en su casa y cada vez que yo lo visitaba lo veía toda una gallina saludable y briosa, no tarde en convertirse en cena, los padres de Lucho también eran caníbales. ¿Quién lo hubiera pensado?
Los demás pollos terminaron rematados a la fuerza, mi padre los repartió a quien pudo ese día y dudo que hayan tenido un buen final, cosas que pasan. Fue la primera y ultima vez que lleve pollitos de kermés a casa, para las siguientes ocasiones yo cambiaba los pollitos por huevo o algún dulce. Decisión muy sabia.
Como decía, como universitario me entero que para el cuarto año de mis estudios podría llevar el curso de aves y la espera no tardo en volverse una realidad, llego el momento que tendría mi revancha con el destino de esos peluches amarillos y seria de manera académica, casi profesional, pues ya pensaba yo tener mi granja de aves para hacerle la competencia a San Fernando (la mejor granja de aves que provee carne a Lima).
Pero algo sucedió que me hizo desistir de tal idea, mi amigo y colega Dunkin (por Dunkin Donuts) lo había cursado el ciclo anterior al que estaba a punto de iniciar y me comento algunas de las perlas que “debían” hacer en las practicas de ese curso.
1.- Asistir al camal de aves de Lurin y ver como los pobres pollos cuelgan vivos de una cinta transportadora para terminar el recorrido en piezas lista para envasar.
Una vez cuando cuando era niño asistí con un par de mis primos y primas de mi edad a la kermés del colegio Santa Ursula, compre varios números esperando que la suerte me acompañe y pueda ganarme el TV de 21` o quizás el viaje a Cuzco para dos personas, entre los muchos premios suculentos que entonces se exponían en una enorme vitrina. Al terminar la jornada terminaba con una caja llena de pollitos amarillos y unos cuantos huevos (que yo terminaba cambiando por pollitos con mis primos) para regresar feliz a casa y apresurarme en ponerle nombre a cada uno de ellos, poco importaba que no los podía diferenciar y tampoco sabia sexar aves así que más de uno de los pequeños polizontes terminó con un nombre trans-género que poca importancia tenia para mí.
Mi madre tenia en el jardín de la casa una jaula para palomas enorme, cuyos únicos inquilinos eran dos cuculíes que nunca se animaron a llenar de plumas tanto espacio que tenían para sí, quizás se debió a que ambos plumíferos eran hembras y no querían ser madres solteras.
En fin, llegando con mi bulliciosa caja llena de pollitos bebe dándose calor corporal no me quedo mas que instalarlos dentro de la jaula y como que a las cuculíes les hizo menuda gracia estos nuevos compañeros porque desde entonces se atrincheraron en una varilla, la mas alta del interior de la jaula.
Yo colocaba algodón (si, del medicinal) y con él improvisaba un colchón para hacer más confortable la estadía de mis nuevas mascotas, pero tenia que cambiarlo frecuentemente porque tanto pollo desvergonzado no tenia el menor reparo en llenar de caca el lugar de sueño.
Con el tiempo los pollitos crecieron y era muy cómico ver a las cuculíes “sitiadas” pues para entonces sus compañeros de plumas alborotaban todo rincón de la jaula sin respetar el espacio personal con total impunidad.
El problema con los pollos es exactamente eso, que crecen muy rápido y la jaula no tardó en quedarles chica, así que todas las tardes al regresar del colegio les abría la puerta de la jaula para que salgan a estirar patas y alas. ¡Pollo atrevido, a la casa no se entra!
Para cuando empezaron a destruir las flores del jardín de mi madre, a comerse el perejil que había sembrado la empleada y hacer demasiado ruidosa su existencia por las mañanas; mi padre me alcanzo un ultimátum para que les encuentre refugio a tanto emplumado, antes que el se encargue por su cuenta.
Varios días después un pollo se perdió misteriosamente y no lo encontré pues me puse a buscar por todos lados al llegar a casa. Curiosamente para el almuerzo: sopa de pollo con fideos de letras y de entrada plata rellena con pollo, verduras y mayonesa. Imagen siguiente: yo llorando porque no me quería comer a mi pollo “Pitufo”.
Esa tarde llame a todos mis conocidos para buscarle un mejor hogar a mis mascotas plumíferas antes que terminen como almuerzo de tanto caníbal suelto; lamentablemente solo pude colocar uno en buenas manos, mi amigo Lucho acepto a “Sparky” en su casa y cada vez que yo lo visitaba lo veía toda una gallina saludable y briosa, no tarde en convertirse en cena, los padres de Lucho también eran caníbales. ¿Quién lo hubiera pensado?
Los demás pollos terminaron rematados a la fuerza, mi padre los repartió a quien pudo ese día y dudo que hayan tenido un buen final, cosas que pasan. Fue la primera y ultima vez que lleve pollitos de kermés a casa, para las siguientes ocasiones yo cambiaba los pollitos por huevo o algún dulce. Decisión muy sabia.
Como decía, como universitario me entero que para el cuarto año de mis estudios podría llevar el curso de aves y la espera no tardo en volverse una realidad, llego el momento que tendría mi revancha con el destino de esos peluches amarillos y seria de manera académica, casi profesional, pues ya pensaba yo tener mi granja de aves para hacerle la competencia a San Fernando (la mejor granja de aves que provee carne a Lima).
Pero algo sucedió que me hizo desistir de tal idea, mi amigo y colega Dunkin (por Dunkin Donuts) lo había cursado el ciclo anterior al que estaba a punto de iniciar y me comento algunas de las perlas que “debían” hacer en las practicas de ese curso.
1.- Asistir al camal de aves de Lurin y ver como los pobres pollos cuelgan vivos de una cinta transportadora para terminar el recorrido en piezas lista para envasar.
2.- Aprender a matar pollos, codornices, pavos y patos; según la técnica para cada especie que no describiré aquí por la sensibilidad de mis lectores (mi publico culto y sensible, me encanta decir eso).
3.- Realizar una vigilia nocturna a la granja de aves de la universidad durante toda una noche para cuidar y vigilar los galpones llenos de pollitos bebes que de seguro andarían soñando en ricos gusanitos de tierra.
¿Vigilar de que? ¿Si los pollitos en la noche solo duermen que alboroto van a hacer?
Vigilar porque en la noche llegan lechuzas, ratas y víboras dispuestas a banquetearse con una dieta rica en pollitos fácilmente digeribles y vulnerables.
¿Cómo dice que dijo?
Si, les cuento que tenemos 200 hectáreas de campus universitario en cuyo interior además de granjas en todas las especies de producción animal también existen los campos de cultivo experimentales para los alumnos de agronomía, un jardín botánico con árboles de mas de 150 años, entre muchas otros lugares más; así que bichos los hay y de todas las formas y tamaños... incluso algunos asisten a clases, jejeje, es broma.
Como resultado de todo esto desistí de llevar el curso que es electivo, llevando en su lugar el curso de cerdos.
¿Final feliz?, para nada. En el mentadísimo curso de cerdos te “dan” a tu cargo una marrana (una Landrace me dieron a mi cargo) en tercio final de gestación para que la asistas, le hagas una dieta según sus necesidades nutricionales y ayudes al momento del parto cuando las pobres tratan de pujar hasta 16 lechones (son muy prolíficos los cerdos) y algunos pueden tener problemas para salir del canal de parto, en otras palabras... a meter mano. Pero ese es otro cantar.
Por eso digo que mi formación profesional se la debo a los pollitos pues esa antigua anécdota que les he contado ha sido la única experiencia con animales de ese tipo (perros, peces, gatos y aves ornamentales no cuentan evidentemente) y por lo que puedo concluir de ella es que fue suficiente por despertar en mi un interés excepcional para todo lo que concierne al caso. Pero eso sí, no me olvido de los pollitos, los culpables de mi vocación profesional... ¡A ellos!
Nota de cierre de edicion: mientras trataba de colgar una foto de unos pollitos muy monos acompañados de sus señores padres el servidor se "cuelga" a cada intento, asi que sin imagenes les incito a leer y a opinar.
8 Comments:
+ Estudias para ser veterinario???
Ingeniero Zootecnista para ser preciso, involucra todo el sistema de produccion de animales de granja. Incluyendo manejo, sanidad, mejoramiento genetico y nutricion. Saludos.
Pepao (yo mismo)
mejoramiento genetico??....es decir que juegan a ser dioses por el bien de la buena salud nutricional humana??, suena interesante.......
Como parte de la curricula academica llevamos el curso de Genetica mendeliana (pura) y mejoramiento genetico del ganado, ambos obligatorios. Yo lleve el electivo de mejoramiento ganadero avanzado.
Lo que involucra el area de mejoramiento en la produccion animal es sobre cruces, caracteristicas hereditarias, caracteristicas geneticas ligadas al sexo, pruebas de Progenie (que en caso de vacunos lecheros es muy importante porque con datos de un toro puedes predecir el rendimiento lechero de sus crias hembras), pruebas de Pedigree y todo lo vinculado con manejo y optimizacion de las razas animales para optener lo mejor de cada especie. Para hacerlo mas explicito comento que para mejorar el rendimiento productovo de los animales (ya sea para volumen de leche, carne, lana, fibra, grasa de leche, etc) estan involucrado s 2 factores el medio ambiente (que no se puede controlar pero puede manipularse con el manejo) y la parte genetica (que es la que nosostros vemos).
Esa area es muy interesante porque te enseña a no pedirle peras al olmo, porque hay razas dentro de cada especie que tienen parametros ya establecidos sobre indices de produccion y nosotros nos aprovechamos de ellos para mejorar el rendimiento de una granja.
Espero no hebrlos complicado mas, me despido con muchos saludos.
Yo, el gerente
Yo también tenía un pollito de mascota cuando era chica, pero mi papá lo botó cuando le empezó a salir la cresta, pero lo quize mucho. Ahora no soporto ver a los pollos colgados, no puedo, cuando paso por el mercado tengo que evitar cruzarme con los pollos muertos.
Suerte con tu carrera.
Interesante carrera, aunque yo no hubiera podido seguirla, no podría meterle mano a una cerda y menos ver matar a los pobres pollitos. Yo tambien tuve mi pollito de tómbola, creció hasta que cambió de plumas y de ahí mi papá se hartó de que ande ensuciando la casa y se lo regaló al jardinero. En qué caldo habrá terminado el pobre...
VAYA! BUENA HISTORIA!!!!! ESO ME RECUERDA A MI PEKEÑA TARICAYA (tortuga de agua dulce) q termino en una deliciOsa sopa de sustancia .... mi tío insistia q fue lo mejor que paso con ella! BUAAAAAAAAA!!!!!! JAMAS LA PROBÉ!
MARINO!!!!!
...y mi hermana menor tuvo dos patitos de tómbola, que acabaron en arroz con pato! PLOP! todavía tengo grabada la imagen de 'las patitas' del pato!
Y bueno, yo tb crié animalitos y me encantó la experiencia... por eso ahora doy clases en una universidad en la que no hay carreras relacionadas con eso jajajaja
Publicar un comentario
<< Home