jueves, agosto 09, 2007

AMANTE BANDIDO

Atención grupos de conservación de la fauna latinoamericana, ONG´s dedicadas al patrimonio vernacular, oxidados promotores de la consigna de que “todo tiempo pasado fue mejor” y curiosos en general: Uno de los más raros especimens que vio la luz en nuestra región está en peligro de extinción inexorablemente, uniéndose así a la larga lista de especies que se despide para siempre del planeta. Me refiero al macho latino, tan autóctono y nuestro que ya de capa caída da sus últimos manotazos de ahogado luego de más de 30 años de reinado y desterrado para siempre de los cánones propios y los corazones de los pobladores del nuevo milenio. Era justo y necesario.

Con fecha de nacimiento desconocida, pero inequívocamente latino. El macho se formó por las características propias de nuestros pueblos, acostumbrados a bajar la cabeza ante el grito militar del dictador de turno y tuvo sus mejores años (sus años mozos) entre las décadas de los 60´s, 70´s y 80´s del siglo pasado. Es así como esta sub-especie encontró un caldo de cultivo ideal para proliferar y mandonear a su antojo, siendo aceptado por la sociedad como un mal necesario. La inocencia de aquellos años no se permitió imaginar nunca los problemas “alternos” en los que se estaba metiendo, sobretodo a nivel sociológico en áreas rurales donde hasta la fecha es posible apreciar esta rara avis.

En algún momento, muchos se pelaron su autoría, ya que era innegable el atractivo que este ejercía tipo de personajes, sobretodo en la contraparte femenina (ahora lo negarán a morir pero entonces otro era el cantar). En el subconsciente, inmediatamente relacionamos que los verdaderos machos son del mero México, mi cuate. Debido a que ellos lograron dispersar esta creencia como padre y madre de los cebolleros (o sea, de las telenovelas), en donde trasmitieron su cultura y estilo de vida que marco toda una época. Aunque no fueron los únicos.
También a través de la televisión conocimos a los gélidos gauchos indomables de corazón agreste como los prados sobre los cuales cabalgaban, siempre con tufillo y el mate argentino como sello de distinción. La contraparte lorcha del “amor serrano” (más te quiero, más te pego) es indudablemente una interpretación más del mismo fenómeno. ¡Ai siñorsh!

Hoy en día sabemos que el fenómeno del machismo es una brutalización del género masculino, una manera errada que se tenía entonces por disgregar las costumbres y a la vez diferenciarse del género femenino. Pues se tenía la preconcebida idea de que la virilidad era una virtud y además, ésta podía ser cimentada desde los tempranos estadíos en formación de una persona.
Nace así uno de los fenómenos que hasta ahora cuesta erradicar, en el cual se “acostumbra” a reprimir y/o alentar determinadas actitudes en los pequeños con el riesgo de que interfieran en la formación de la actitud masculina en los difíciles años de la adolescencia. Es evidente de que esta creencia esta basada en falsa evidencia (porque la virilidad no es sinónimo de mayor concentración de testosterona, la hormona masculina), pero era lo que se estilaba hace no mucho tiempo. Aún en estos días, en nombre de la ignorancia hay quienes piensan que esto es correcto, por suerte son los menos, y casi siempre, los que no tienen acceso a educación y servicios básicos, pero eso ya es otro problema en sí mismo.

Gracias a la televisión, -padre, madre y niñera de muchas camadas debido a que ambos progenitores deben salir a trabajar y dejar a los hijos a los cuidados de la caja boba- es que se dieron a conocer los grandes exponentes del machismo latinoamericano, a través de las telenovelas y series con títulos y personajes ahora impensables. Ya que es políticamente incorrecto en nuestros días de igualdad de géneros, resaltar los atributos masculinos sobre los femeninos (ya que ahora los grupos feministas –el otro cachete de la bofetada machista- pegarían el grito en el cielo).
Sin pensarlo mucho (y sin haber visto sus telenovelas), me vienen a la cabeza los baluartes de toda esta epopeya del autoexilio: nombres como Andrés García, Arnaldo André o Salvador Pineda fueron los galanes, amos, señores y modelos a imitar de más de una generación.
Y es que a punta de virilidad animal, ellos fueron los encargados de hacer reverdecer furores de más de una pacata ama de casa entrada en años, además de mandar a la jubilación a los galanes encopetados, a los eternos caballeros que fueron sus antecesores, y es que, en su condición de gallo supremo del gallinero cualquier licencia en su nombre era válida y bien recibida. Curiosamente, su celebridad se encontraba en el aspecto vehemente tan del gusto de la época y en la manera como trataban a su contraparte femenina. Eso de que “a una dama no se le toca ni con el pétalo de una rosa”, eran de los de antes, estos señores venían con su propia filosofía de vida bajo el brazo (o digámoslo: bajo la mano extendida). ¡Auch, eso duele caracho!

Es un hecho, si en algo se caracterizaban estos galanes de acero inoxidable era en su aplomo a la hora de tratar y homenajear el autoestima de las féminas como ellas se merecían.
Eran los indomables, a los que jamás de los jamases verías soltando una lágrima por ahí (aunque su madre arterioesclerótica empiece a divagar que es Pancho Villa al mismo tiempo que habla en arameo). Que va. Es demasiado pedir. Sonreír a lo mucho, y esto siempre era con tono cínico.
En cuestiones del amor tampoco cedía un milímetro en su posición, y permanecía impasivo a los arranques de ternura y otras melifluosidades de su contraparte femenina, nada de que “a que te arruño papi, a aque te arruño”; y si la novia de turno fastidiaba demasiado, le caía su buen lapo con chape forzado de remate. Esos eran machos.
Ante flagrante atrevimiento de levantarle la voz y exigirle algo al macho supremo, se armaba la tole tole, con sexo -en contra de su voluntad- incluido. Y no había argumentos para excusarse, nada que "estoy en esos días que no me soporto ni a mí misma". Igual terminaban gimoteando mientras mordian la almohada con las caras abolladas, listas para el reencauche. ¡Jódeme duro!

¿Y en sus casas, la tele audiencia femenina como reaccionaba? Se derretían por docenas en el piso. Todas querían ser las benditas, las tocadas por la “mano de dios” y deliraban por las noches para que al despertar el espejo les devuelva la imagen de una protuberancia morada en sus rostros. (Dicen que en estos días muchas purgan sus culpas en los claustros de la sede de Manuela Ramos). Que tiempos aquellos.
Solo para extranjeros: Manuela Ramos es una moderna organización feminista peruana que vela por los derechos de las mujeres y lucha en contra de los atropellos de la discriminación de género. Upsss, ¿se puede saber donde estaban señoras? Too late, too late.

Pero al añejo galán le llegó la fecha de caducidad y sucumbió a los nuevos registros que exigían su cabeza. Ellas ya no los preferían tan peludos (murió la generación que creía que no hay hombre como aquel con pelo en pecho, caracho) y hermitaños, ahora suspiraban por los figurines de rostros lozanos, aspecto andrógino y corazón de poeta. Una raya más para el alicaído tigre de su autoestima. Es así que encuentran un nuevo capricho y le dicen adiós al troglodita.

Un minuto de silencio para el amante bandido. Y que no vuelva más.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Jajajaja, tremendo post y de un tema entretenido, la muerte del estereotipo del macho latino, mira que no lo había pensado pero no andas muy lejos de la realidad, hoy los mdelos son otros con mas mmm Beckham por así decirlo.

Muchas de tus reflexiones son ciertas, pero no te olvides que el modelo del macho latino es inculcado por la madre, pues es ella quien en su momento tenía la responsabilidad básica de la crianza, lo cual de hecho es todo un tema para conversarlo.

Nos leemos.

10:24 p.m.  
Blogger Dragón del 96 said...

Jajaja... solo te falto describir al cholo chunto que reparte goma a diestra y siniestra.

Es que somos tan metrosexuales (lo digo en referencia a un capítulo de Southpark que vale la pena ver).

Slaudos.

3:30 a.m.  
Blogger Rolando Escaró said...

creo que aun quedan especimenes de macho latino en reservas bien protegidas, claro, son cuidados por mujeres especialmente capacitadas y entrenadas.

ellas los cuidan, alimentan, asean y se encargan de entrenar a los cachorros de macho latino.

6:51 p.m.  
Blogger Imberbe_Muchacho said...

cono toda la filosofia del post, como que la cancio me dejo de gustar!
siempre reflexivo Pao, bien ahi!

2:47 p.m.  

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