MOLINERO

Voy a comentarles un par de tradiciones de mi casa de estudios (Universidad Nacional Agraria La Molina) que describen el espíritu de lo que es ser “molinero”.

Bienvenida: Nada mejor para los “cachimbos” o recién ingresados a las aulas universitarias que un saludo muy tradicional de sus colegas. En las primeras semanas de clases, es usual que grupos de alumnos de ciclos superiores se reúnan espontáneamente fuera de las aulas de los novatos y les ofrezcan una bienvenida como se merecen, para lo cual se atrincheran fuera de puertas y ventanas de los pabellones donde se encuentran los cachimbos, y esperando que salgan los incautos para atraparlos como ganado (hombres y mujeres por igual, y si eres muy rubia y nice, fuiste, serás la mascota), no vale resistirse, porque te persiguen porque para entonces el resto del alumnado esta presente para ver el espectáculo. Una vez concentrados los nuevos, se les pinta la cara, y son atados entre ellos y dirigidos hacia el estadio de la universidad, donde previa calateada los hacen correr dos vueltas a la pista de atletismo en calzón, para mitigar el calor un baño en melaza de vacunos los refrescara y atraerá moscas maliciosas. ¿Y los cachimbos? Ellos, obligadamente felices, bailan entre ellos, y cualquier estudiante de ciclo superior tiene “derecho” a llevarse uno para que se porte con la cerveza a su grupo de amigos, para terminar ebrio en un taxi rumbo a su hogar... ¿qué tal tu primera semana?, dirán sus padres, pero el pobre cachimbo no querrá volver a la universidad jamás luego de la vergüenza publica.

Obviamente yo también debía pasar por esa tradición pero quienes no me conocen, les comento que soy un muchacho precavido y astuto, y para evitar el bochornoso recibimiento, decidí faltar las dos primeras semanas de clases y así, pude librarme de tamaña bienvenida. Yo quería faltar el primer mes entero... pero no pude convencer en casa que era lo adecuado. Y cuando volví a clases siempre en guardia, porque uno nunca sabe, los cachimbos se detectan fácilmente en la universidad. Porque como son 200 hectáreas de campus (si, leyó bien), los que andan con sus caras perdidas sin saber a donde ir, tropezando con todo, son ellos, los recién llegados. Como yo me libre del llamado “bautizo”, nunca me sentí con derechos para bautizar a los cachimbos cuando deje de serlo y me parece que hice lo correcto.

Un poquito tarde: lo que no me gusta de la vida universitaria es levantarse temprano para asistir a clases, me cuesta salir de la cama y por consiguiente siempre llego unos minutos tarde, según como este él trafico del día.
Y una vez que estoy en la universidad no me salvo de llegar a las otras clases a tiempo, debido a que son varios pabellones de aulas y en los cursos de especialidad uno va de un lado a otro tratando de llegar a tiempo.

Un ejemplo:
Lunes
08:00 am. Clases de Enfermedades infecciosas en el “gallinero”, llego 20 minutos tarde por él trafico y porque el aula esta muy lejos del ingreso “no cierres la puerta mierda, que más no puedo correr”. Llego sudando y con la mochila de sombrero, mis lapiceros los deje regando cuando corría.

10:00 am. Clases de Fertilidad del suelo, hacia los laboratorios de agronomía, llego 10 minutos tarde por la caminata y en la clase no hay nadie. Una nota pegada en la puerta dice: Fertilidad del suelo grupo C en Cultivos Experimentales. Maldigo mi suerte y me dirijo hacia los campos, demoro en llegar 10 minutos mas, y por tardon me asignan la parcela con mas maleza que debo de limpiar en menos de una hora.

11:00 am. Clases de Inseminación Artificial, me escapo antes que acabe la clase para llegar a tiempo pero debo ir hasta el Banco de Semen (de los toros obviamente) que se encuentra fuera de la universidad y frente a la universidad, cruzando la Av. Raúl Ferrero. Todo sucio empiezo la vuelta olímpica. Me detengo antes de cruzar la avenida y me coloco las botas y el mandil mientras arrastro mi mochila, los conductores de autos que pasan por ahí piensan que soy un indigente y quieren atropellarme al cruzar. Demoro en llegar 20 minutos, porque esta re lejos. Llego a la clase y solo somos dos gatos, los demás no llegan aun, el profe molesto nos dice: ustedes hacen la colección de semen y de ahí al laboratorio para el análisis y se va en su auto. Busco el toro más tranquilo, me mira, me meto al corral y me embiste, “No jodas, sácalo tu”, le digo a mi colega. Mi colega lo saca y debo hacer la colección de semen por vago, los operarios me ayudan y yo ruego para que el toro no me agarre de maniquí. El toro no quiere montar el maniquí y me empieza a oler. “¡¡Yo renuncio!!”

02:00 pm. Clases de Nutrición de monogastricos, llego a tiempo pero sucio y apestando a caca de toro.

¿Sabían que no nos dan ni siquiera cinco minutos libres entre clase y clase para hacer el cambio de aula, que por lo general es de un extremo a otro y uno llega irremediablemente tarde?

La juerga: Lo mejor que sin duda me ha dado la universidad ha sido el espíritu juerguero –que ya lo tenia- y la camaradería, me explico. Para el aniversario de la universidad (cumplimos 104 años en septiembre pasado) hay muchas actividades, las facultades se preparan para el corso en donde deben armar unos carros alegóricos, paralelamente la ginkana deportiva que incluye toromatch, concursos ínter facultades, barras, la elección de "Miss Antifaz": donde una fina y ebria señorita con antifaz trata de ganarse los favores del publico con sus artes “corporales”, sin que la asistencia se entere de que facultad es. La típica de mi facultad es “soy una vaquita, ven y prueba mi leche”, me parece que deberían cambiarle el nombre de Miss Antifaz a Miss Bitch. Es una sugerencia nada más. Luego de la elección de la señorita, sigue la elección de “Señorito Molino”, en donde los galancetes de facultad venidos a menos tratan de engatusar y entusiasmar a la platea femenina, usualmente gana el que “muestra mas carne”, seguro entienden.

Y finalmente la fiesta, donde se toma todo el día cerveza y puedes codearte con tus profesores en verdaderas bacanales de diversión (sí eres chupamedias, claro).
Dato curioso: La primera vez que baile salsa en mi vida fue en una de estas fiestas, que no se caracterizan precisamente por la sobriedad en la elección de la música, ya que predominan los ritmos tropicales. Uno pensaría: “yo que me voy a meter a ese lugar, ni cagando, que diran mis fans”, pero realmente son muy divertidas esas fiestas y bueno, uno suele toparse con toda la población universitaria, ex alumnos y sapos en general, y todas las veces que he asistido la cerveza se termina acabando. Este año no fui, ya que preferimos con mis amigos ir a cenar a Donatello y de ahí darnos un salto a La noche.

En conclusión, esta ha sido una pequeña muestra de lo que significa ser “molinero”, y pese a que puedo reprocharle mucho y halagarle otras cosas a mi casa de estudios. ¿O díganme acaso que ustedes, si no quieren asistir a alguna clase se pueden refugiar en campos de cultivo para robar fruta, en un jardín botánico paradisíaco rodeado de árboles de 150 años que te dan una sombra maravillosa, apreciar como nacen los animales en las granjas de zootecnia en medio de una nube de moscas que te pueden levantar al peso? Jajaja, como sea, es una increíble experiencia y me alegra ser parte de esa tradición.