(UNA TARDE Y...) UNA NOCHE CON SABRINA LOVE

Ayer (en realidad elçultimo lunes) por la tarde mi viejo salió rumbo a México, enviado por el trabajo durante los próximos seis días. Y como mi hermano no podía escaparse de su chamba para ir a dejarlo al aeropuerto, yo tuve que salvar la situación y hacerme cargo, para que el compadrito llegara a tiempo.

Lo que no me esperaba era que la novia de mi viejo también se había apuntado con ese mismo cometido y pretendiera usurpar las funciones del hijo favorito (¡malditos profesionales independientes!). Lo peor de todo es que la susodicha llegó con mas de cuarenta y cinco minutos de retrazo y como consecuencia, yo debía arreglármelas para conducir al aeropuerto en menos de setenta minutos... ¡y en pleno trafico de la una de la tarde!

Ella, aprovecho el largo trayecto para ponerme en jaque y decirme que no le gusta que me refiera a “ella” con las frases: “novia de papá” ni “flaca de papá” ni “costilla de papá”. Y me hizo sudar frío con su comentario, pues evidencia seriedad en su “affaire” (je) con mi viejo.
Ella se llama Sabrina pero yo siempre le digo en su cara “señora”, pero cuando hablo acerca de ella si uso los términos aquellos que me pidió evitar y comprendo su petición.

Sabrina a mí me suena a una adolescente aprendiz de bruja (sic) de una pésima serie de estúpidos adolescentes gringos. también me recuerda a una improvisada cantante ochentera, cuyo mayor mérito entonces fue mostrar los pezones en un memorable video musical. Y me viene a la cabeza la gran Cecilia Roth, caracterizando a una actriz porno que saca de virgen a otro teenager en la entrañable película a la cual hace referencia el título de este post.

Dejando de lado las curiosas similitudes, esta Sabrina hace referencia a una mujer de cuarenta y tantos años (yo pienso que tiene 42 y por lo tanto, aun no me salvo de que me sorprenda con un hermanito que no quiero), es una respetada arquitecta, no es nada fea pero yo la veo algo plástica y no, no es porque este al día con los últimos avances en cirugía y cosmética, si no, porque siempre anda con un pañuelito bordado o un tissue aromático, dándose airecito al rostro, tratando de lucir siempre con la cara inmaculada y no se pues, es una impresión que tengo. Y como siempre, yo no puedo pasar por alto estos detalles para hacer con ellos algo de cotilleo y burla gratuita. Y sé que se ha dado cuenta de ello.

El punto de quiebre sucedió mientras mi viejo estaba a punto de embarcarse. Yo me despedí con un abrazo nada empalagoso y ellos empezaron con un chape de antología , súper cursi todo. Yo me cagaba de risa a una distancia prudente de esta escena. Luego de que el viejo embarcara y mientras esperábamos que partiera su vuelo (que se retrazo mas de veinte minutos) en medio de un mutis de lo mas incómodo. Ella se encargó de romper el hielo para decirme que quería hablar conmigo.
Maldita sea mi suerte (pensé) y yo que pensaba zafar de la situación enviándola de regreso en taxi (es una broma que me paso por la cabeza en ese momento), me veo con la soga al cuello y espero lo peor.
Conduciendo de regreso, espero que ella de el primer paso y empiece con la jarana esa llamada charla obligada, pero no dijo nada de nada y el silencio incómodo se instalo en el auto. Yo no quería ni encender la radio para que no pensara que mi intención era evitarla y no prestarle atención; y lo peor de todo, fue que no me nació la iniciativa por buscarle la conversación. Me chupe completamente.

Cerca de las seis de la tarde ya estaba llegando a casa, pero sabía que debía dejarla a ella en su casa (que en realidad es mi casa, aquella en donde pase mis primeros –y mejores- años) ; así que seguí de largo, obviando ingratamente mi camino, esperando dejarla a ella y olvidarme completamente del asunto. Fue justo en ese momento cuando ella me pidió que me desviara del camino para ir rumbo al Bocatta de Chacarilla. Yo seguía igual de incómodo que antes, sabía que iba a cuadrarme por no tomarla en serio y sé que está en su derecho, porque ella es una dama y porque siempre es mejor decir las cosas que se piensan de frente, sin jugar a las espaldas. Mejor momento no pudo escoger. Moscaza ella.

Llegamos al local este, nos ubicamos en una mesa discreta y me preparé mentalmente para el jalón de orejas. No me había dado cuenta hasta entonces que no había almorzado por todo el trajín del día . Era evidente que ella tampoco.
Sabrina empezó la charla por la tangente, preguntándome cosas intrascendentes acerca de el tráfico, la playa, las dietas y las antidietas (¿?); yo seguía timidillo, y no sabía bien el motivo. Juraría que me puse colorado mas de una vez sin necesidad y ella se dio cuenta de la situación; volvió a re-preguntar, saliéndose nuevamente por la tangente, pero esta vez me preguntó sobre cosas que a mí si me interesaban, como los libros, los vinos, la arquitectura, la comida, la pelota vasca, las películas. Y sin darme cuenta la charla comenzó a fluir, empecé a despotricar como cuando hablo de algo que me apasiona, a atolondrarme con mis propias palabras, a dar golpecitos en la mesa para enfatizar algo; ella me contó sobre los años que vivió en Canada, que es socia de La Enoteca y que podría llevarme de invitado algún día, detalles del diseño interior del edificio Chocavento (uno de los mas bellos de Lima) y del patio de dinero de la torre Interbank (quizás el edificio mas interesante de todo el Perú).

En ningún momento alguien mencionó a mi viejo ni hablo acerca de su temperamento ni de mi cinismo, ni sobre su relación sentimental o su futuro inmediato. Y fue muy agradable charlar sin tener una idea maquiavélica dando vueltas por mi cabeza o una supuesta intención de ganar mi confianza con otros objetivos. Todo se dio a libre albedrío, a su tiempo y como debía de ser.
No nos estamos haciendo amigos, no es necesario. Simplemente estamos haciendo algo que debimos hacer hace mucho tiempo. Lo mejor fue la compañía. Una buena charla no tiene precio. Tenían razón los de Mastercard.
Luego la fui a dejar a su casa y yo regresé a la mía, eran poco mas de las diez de la noche. Anoche me puse a pensar en muchas cosas.

Puede que en el futuro me siga refiriendo a ella como “la novia de papá”, pero una cosa me quedó muy claro luego del día de ayer. Sabrina no pretende convertirse en la señora de la casa ni en un sustituto de mamá. Es simplemente una flaca que sale con un pata, en donde ambos encontraron algo especial.
Estoy muy orgulloso de mi viejo, por encontrar a una mujer tan culta e interesante que tiene un dominio de la conversación impresionante y ahora entiendo por que ha decidido compartir estos momentos de su vida con ella. Y lo mas curioso de todo es que él ni se imagina que ha pasado todo esto. Y es que sucedió de manera tan natural.

Nota de cierre de edicion: Dicen que unas de cal, otras de arena. Y compruebo que tiene razon. Al parecer no se puede estar bien con todo el mundo. Maldita sea mi suerte.