jueves, abril 05, 2007

AMARGO FRENESÍ

Coffea arabica. Café, el producto de exportación mundial de mayor volumen negociado luego del petróleo. Aquel consumido desde hace mas de mil años por los nómadas errantes de Etiopía en su estado primigenio, y para cuando empezó su difusión en las jóvenes civilizaciones europeas (especialmente por los holandeses), serían fácilmente adaptadas a su estilo de vida, proclamando sus beneficios e iniciando toda una revolución.
Con ese color a óxido que estimula visualmente las papilas gustativas, ese olor a trópico y maderas del bosque que intimida hasta el mas profundo de nuestros alvéolos, ese sabor acaramelado con cuerpo, carácter y personalidad que la hace fácilmente reconocible a nuestro paladar, sumergiéndonos en una vorágine de sensaciones tan intensas que nos hace pedir siempre un poco mas de “la bebida del diablo” –bautizada así por Clemente VIII-, ese elixir seductor capaz de ordenar las mil y un situaciones que se tenga en la cabeza.

Y los limeños tenemos uno que otro milagro mas, por los cuales estar agradecidos.
Incrementa en un 10% la capacidad de concentración que en un sistema nervioso habitualmente aletargado por bocinazos del tosco parque automotor es por demás agradecido; también estimula el sistema de vigilia que en una ciudad asediada por asaltantes, delincuentes y humalistas es una verdadera táctica de supervivencia. Además, se afirma que es un remedio contra la apatía y la depresión, este último, otro vicio nacional gracias a nuestro fútbol y por si fuera poco, se ha comprobado que disminuye la incidencia de accidentes; así que buen harían los conductores de combis en hacer del café su bebida de bandera.

En sus primeros años, en los alrededores del siglo XV, el café era asociado a los bohemios pensadores y artistas, debido a que la bebida propiciaba inspiradas charlas alrededor de las mesas de los comercios en Italia, Francia e Inglaterra. Proliferaría mas aun y su consumo empezaría a democratizarse con la aparición de los primeros cafés propiamente dichos, convirtiéndose en toda una institución pero aún sin poder acceder a ser preparados de forma doméstica. Entonces, había que asistir a uno de estos salones especializados para beberlo, pues las sofisticadas máquinas que trituraban los granos de café y los filtraban a través del agua caliente, eran demasiado para la sencilla vida de la época. A inicios del siglo XX nacerían las primeras cafeteras caseras para emular este proceso en la comodidad del hogar y así, no verse privado de una buena taza de café.

El café soluble instantáneo, verdadera blasfemia para los entendidos, encontró la excusa necesaria para su creación en las guerras mundiales del siglo pasado, pues esto propicia su masificación, instalándose en los hogares, apelando a su fácil preparación que no necesitaba de la cafetera ni del tiempo que implicaba su uso para poder obtener el amargo liquido del día a día, y otorgar al común de los mortales de su rápida y efectiva dotación de lucidez.
Así, con el tiempo prolifero su consumo pero sin que esto afectara al público fiel, adepto y conocedor que prefería el sabor del café molido y pasado in-situ, que conserva todas sus propiedades organolépticas asociadas a la bondad del producto. Motivando el nacimiento del café como producto de delicatessen y mirando con displicencia al café cristalizado, ya que es conocido que contienen concentraciones especiales de aditivos que pretenden simular al café tostado.

Como resultado de la oferta y la demanda, de ingeniosos visionarios por poner al alcance de la mano al añejo producto premiun preparado como dios manda, es que empiezan a proliferar con éxito compañías ofrecedoras de la droga mas popular y menos regulada del mundo, elevada a categoría de producto gourmet con el único objetivo de encandilar con su amargo y sobrio sabor a los habitantes de una ciudad sedada bajo el eterno sonambulismo, y que ahora, con la llegada del invierno, no tiene reparos en convertir en la flojera mas impune. Es así que sentimos que hemos sido tomados por asalto, hormigas de saco, corbata y celular, sitiados en medio de esta profunda necesidad adictiva por beber y disfrutar, por placer o necesidad, del noble café, una manera de mantenernos vivos en esta sociedad en detritus.
Disfrutando del amanecer del primer miércoles de abril, mientras veo como amanece la ciudad desde mi ventana y mientras escucho uno de mis discos favoritos de The Smiths; soy conciente de que ya es hora de ir a la cama para dormir al menos dos horas y despertarme en la ciudad soñolienta, pretendiendo llegar lo menos tarde posible a mi destino. Pero lo que menos quiero ahora es dormir, yo tengo ganas de bailar al ritmo de Morrisey; es como si hubiera bebido café mientras escribía estas líneas. Ya me imagino las ojeras que tendré que pasear por la ciudad todo el día, sé que poseo una mezcla entre espíritu noctámbulo e insonmio acostumbrado y es que es así. Maldito frenesí.

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"(...)hormigas de saco, corbata y celular(...)", poderosa imagen, pero es una descripciòn muy vàlida, a lo que hemos llegado a ser eso y no mucho mas que eso, la mayorìa.

De Morrisey, ando ultimamente encandilado con una canciòn que se llama "You have killed me", pero siempre regreso a algunas clàsicas, entre ella una poco conocida que se llama "Please, please, please", una buena manera de comenzar o terminar el dìa.

En relaciòn al cafè, me gusta, pero me cae mal, asì que no lo tomo.

Nos leemos.

4:39 a.m.  
Blogger Marea said...

Ahhh el café, que sería de mi vida sin él. Morrisey estará aquí en mi barrio en unas semanas, casi me animo a ir con JC pero $85 me pareció too much, considerando que no soy ultra fanática de él. Jesse ya tiene su entrada.

4:27 p.m.  
Blogger J.C.Morgado said...

Wow toda la razón


El cafe es una droga legal y popular !!


A mi no me gusta justamente por ese gusto amorgo al final del paladar.



Que tengas un buen fin de semana
Un abrazo
;)

1:23 p.m.  
Blogger MAR said...

SALUD CON UN RICO CAFE AMIGO!!!
CARIÑOS MAR

9:19 p.m.  
Blogger El perro andaluz said...

No tomo café muy seguido pero las veces que lo hago, lo disfruto mucho. Es que yo fumaba y tomaba café. Ahora que dejé el pucho, evito el café...es que me evoca, que no tienes idea.

3:12 p.m.  
Blogger Ana said...

Pao... no me gusta el cafe :o( nunca tomo cafe :o(
( te confieso )
Ana Lucia
Confesa

3:35 a.m.  
Blogger Sofia said...

Pao, debo reconocer que soy más de tés, aunque últimamente, he tenido mi reencuentro con el café, eso sí, con leche, lo siento, pero sino, me cae mal... Lo único malo es que no me hace el efecto que dices, o sea, para quedarme despierta no me sirve!

Hartos saludos.

10:59 a.m.  
Blogger Blank said...

Pao! escuchando Morrisey!!! Lo maximo, es justamente lo que no he dejado de hacer ultimamente. Tambien he tomado una taza de cafe tal vez a la semana, y eso es bastante ya que por lo general no tomo cafe. Pero hay dias... en los que me siento como un busy clipper on fire, hairdresser on fire, y es necessario.. ;)
Adoro a Morrisey y la suerte que tengo de poder ir a esta gira que empieza en Mayo!!!!
La mejor linea ever: You may repressed but you are remarkably dressed :)

Un abrazo grande, JC

7:32 p.m.  
Blogger Dragón del 96 said...

El cafe me ha salvado de muchas, estoy aprendiendo a disfrutarlo pues asi como el vino, el cafe tambien tiene una larga genealogía de la que casi todos desconocemos.

Antojo de un espresso...

Slaudos.

2:53 a.m.  

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