INCONVENIENTES DE CIERTO VIAJE UNIVERSITARIO
La vida universitaria nos reserva mas de una sorpresa, mas aun si tienen que viajar a remotos lugares como parte del conocimiento académico.
Estas anécdotas me ocurrieron hace poco mas de un año, cuando para el curso de Producción de ovinos de la universidad tuve (me obligaron) que hacer un viaje de cinco días con toda la clase hasta la Sociedad ganadera de Corpacancha, municipio de Ahuaycha, Junín (un rincón perdido en los andes que no figura en los mapas), y al que llegamos después de 10 horas subiendo los andes.
Caso No. 1: "NO HAY UN PUTO BAÑO"
Llegado al caserío en mención me dieron ganas de cagar, pero para mi sorpresa en toda la comunidad no había un solo baño, solo un silo comunitario.
¿What? Sí, un silo. Para los que no saben lo que es les explico. Un silo es un agujero medianamente profundo excavado en la tierra y cubierto por una superficie sólida provista de un agujero para apuntar caca o pichi y que es usado en comunidades campesinas. Usualmente se clausura cuando esta "a tope" y si excaba otro.
¿Qué hice?
Mi orgullo ante todo, me aguante lo mas que pude. Mi objetivo era aguantarme 4 días hasta llegar a la comodidad del hogar, al sueve trato de mi inodoro que me comprende y conoce mis necesidades. Para hacer más posible la idea me propuse una dieta “ligera” por lo que quedaba del viaje y así no alborotar mas mi sistema digestivo.
¿Qué salió mal?
Esa misma tarde me puse a comer cachanga y café que expendía una señora muy amable para contrarrestar el clima (estuve entre 2-3 grados centigrados). La cachanga es un bocadillo que creía extinto hecho con harina y huevo, que es frito hasta alcanzar la consistencia de una tortilla. Me gusto tanto esta novedad que repetí ración, por el café claro, ustedes comprenden.
Resultado:
Ya no quería cagar, iba explotar en caca a diestra y siniestra.
Conclusión:
Solo pude aguantar dos días mas hasta que decidí irme en el camión mercado que llegaba al caserío cada dos días, con dirección al pueblo (esta vez si era un "pueblo") más cercano a poco mas de dos horas de distancia. Una vez en él, me dirigí a un hospedaje y pague por un baño limpio con inodoro, también aproveché y me dí una ducha.
Problema asociado: No tenia como regresar a la bendita comunidad pues no hay transporte público.
Estas anécdotas me ocurrieron hace poco mas de un año, cuando para el curso de Producción de ovinos de la universidad tuve (me obligaron) que hacer un viaje de cinco días con toda la clase hasta la Sociedad ganadera de Corpacancha, municipio de Ahuaycha, Junín (un rincón perdido en los andes que no figura en los mapas), y al que llegamos después de 10 horas subiendo los andes.
Caso No. 1: "NO HAY UN PUTO BAÑO"
Llegado al caserío en mención me dieron ganas de cagar, pero para mi sorpresa en toda la comunidad no había un solo baño, solo un silo comunitario.
¿What? Sí, un silo. Para los que no saben lo que es les explico. Un silo es un agujero medianamente profundo excavado en la tierra y cubierto por una superficie sólida provista de un agujero para apuntar caca o pichi y que es usado en comunidades campesinas. Usualmente se clausura cuando esta "a tope" y si excaba otro.
¿Qué hice?
Mi orgullo ante todo, me aguante lo mas que pude. Mi objetivo era aguantarme 4 días hasta llegar a la comodidad del hogar, al sueve trato de mi inodoro que me comprende y conoce mis necesidades. Para hacer más posible la idea me propuse una dieta “ligera” por lo que quedaba del viaje y así no alborotar mas mi sistema digestivo.
¿Qué salió mal?
Esa misma tarde me puse a comer cachanga y café que expendía una señora muy amable para contrarrestar el clima (estuve entre 2-3 grados centigrados). La cachanga es un bocadillo que creía extinto hecho con harina y huevo, que es frito hasta alcanzar la consistencia de una tortilla. Me gusto tanto esta novedad que repetí ración, por el café claro, ustedes comprenden.
Resultado:
Ya no quería cagar, iba explotar en caca a diestra y siniestra.
Conclusión:
Solo pude aguantar dos días mas hasta que decidí irme en el camión mercado que llegaba al caserío cada dos días, con dirección al pueblo (esta vez si era un "pueblo") más cercano a poco mas de dos horas de distancia. Una vez en él, me dirigí a un hospedaje y pague por un baño limpio con inodoro, también aproveché y me dí una ducha.
Problema asociado: No tenia como regresar a la bendita comunidad pues no hay transporte público.
Caso No. 2: "¿QUIÉN ES USTED?"
Los alimentos durante el viaje eran provistos por el comedor comunal que se encargaba de alimentar a todos los trabajadores de la hacienda (o sea, a todo el pueblo), durante los días que duro el viaje nos incluyó en su nomina repartiéndonos tres comidas diarias. Consistentes de sopa, guiso con carne, arroz, un par de panes, infusuion o leche de vaca fresca. Esta racion rica en carbohidratos nos era servida hasta en el desayuno.
Una noche mientras mis amigos aún dormían (léase: Luisao y Dunkin) pasaron la voz para cenar, me dirigí al comedor en compañia de otros colegas de quienes no soy muy amigo y en ciertas ocasiones les he hecho saber mi antipatía hacia ellos.
Problema:
No tenia con quien sentarme a cenar, ni pensar en alguno de mis colegas de viaje, con los que usualmente no comparto ni el saludo.
¿Qué hice?
Creí divisar a uno de los conductores del bus de la universidad que nos había llevado hasta el pueblito ese, por suerte durante el viaje pase horas conversando con él mientras todos los demás dormían, para variar. Así que me acerqué con mi bandeja para compartir la mesa y disfrutar la cena. Obviamente inicie una animada charla con él, que extrañamente no era correspondida pues mi interlocutor no comentaba nada, solo me escuchaba. Habrá tenido un mal día, pensé.
¿Qué salió mal?
El fulano en cuestión no era uno de los conductores del bus, sino, un simple ganadero de la comunidad. ¡Que palta!
- Disculpe usted, disfrute su cena.
Conclusión:
Terminé lo que quedaba de mi cena en una mesa solo, mientras maldecía a mis flojos amigos por seguir durmiendo.
Una noche mientras mis amigos aún dormían (léase: Luisao y Dunkin) pasaron la voz para cenar, me dirigí al comedor en compañia de otros colegas de quienes no soy muy amigo y en ciertas ocasiones les he hecho saber mi antipatía hacia ellos.
Problema:
No tenia con quien sentarme a cenar, ni pensar en alguno de mis colegas de viaje, con los que usualmente no comparto ni el saludo.
¿Qué hice?
Creí divisar a uno de los conductores del bus de la universidad que nos había llevado hasta el pueblito ese, por suerte durante el viaje pase horas conversando con él mientras todos los demás dormían, para variar. Así que me acerqué con mi bandeja para compartir la mesa y disfrutar la cena. Obviamente inicie una animada charla con él, que extrañamente no era correspondida pues mi interlocutor no comentaba nada, solo me escuchaba. Habrá tenido un mal día, pensé.
¿Qué salió mal?
El fulano en cuestión no era uno de los conductores del bus, sino, un simple ganadero de la comunidad. ¡Que palta!
- Disculpe usted, disfrute su cena.
Conclusión:
Terminé lo que quedaba de mi cena en una mesa solo, mientras maldecía a mis flojos amigos por seguir durmiendo.
CASO No. 3: "LA LITERA NAUSEABUNDA"
Para los alumnos que habíamos viajado nos habían acondicionado un ambiente lleno de literas para dormir, no teníamos almohadas y entre las mantas que teníamos para cubrirnos habían incluido lana de oveja esquilada. Por la noche la temperatura suele bajar hasta -4 ó -5 grados centigrados, por lo que el abrigo era una necesidad básica.
Problema:
Al momento de elegir donde dormir, elegí la parte de debajo de una litera pensando ilusamente que alguno de mis amigos dormiría arriba. Pero el pobre Dunkin estaba con soroche (mal de altura), en estado de caquexia y palidez cadavérica, privado en una cama a la cual se había metido con abrigo, zapatos y mochila incluida. ¿Y Luisao? Ya se había trepado a otra litera y dormía el sueño de los justos. ¡Malditos!
¿Qué salió mal?
Pues que J. Reeves (¡entérate compadre!) se acomodó en la parte de arriba de la litera en la cual yo me encontraba y al parecer estaba tan cómodo como en casa. Tanto así, que sé pedorreba sin pudor alguno sedando mi escaso ambiente con su matamoscas natural.
¿Qué hice?
A tientas trate de buscar otra litera; por cierto, tampoco había luz. Imaginen que escena tan curiosa la de ir a ciegas a mitad de una noche lugubre por una apestosa habitacion. Pero como no veía nada mis compañeros empezaron a dudar de mi orgullo...
- ¿Oye, quien eres y porque me tocas?
...no me quedó mas que volver a mi litera de reclusión rogando que amanezca rápidamente.
¿Conclusión?
No aguante mucho tiempo con tanto pedorreo porque amanecí compartiendo litera con Luisao, no pregunten como hice para subirme a mitad de la noche.
RECOMENDACIONES FINALES
Problema:
Al momento de elegir donde dormir, elegí la parte de debajo de una litera pensando ilusamente que alguno de mis amigos dormiría arriba. Pero el pobre Dunkin estaba con soroche (mal de altura), en estado de caquexia y palidez cadavérica, privado en una cama a la cual se había metido con abrigo, zapatos y mochila incluida. ¿Y Luisao? Ya se había trepado a otra litera y dormía el sueño de los justos. ¡Malditos!
¿Qué salió mal?
Pues que J. Reeves (¡entérate compadre!) se acomodó en la parte de arriba de la litera en la cual yo me encontraba y al parecer estaba tan cómodo como en casa. Tanto así, que sé pedorreba sin pudor alguno sedando mi escaso ambiente con su matamoscas natural.
¿Qué hice?
A tientas trate de buscar otra litera; por cierto, tampoco había luz. Imaginen que escena tan curiosa la de ir a ciegas a mitad de una noche lugubre por una apestosa habitacion. Pero como no veía nada mis compañeros empezaron a dudar de mi orgullo...
- ¿Oye, quien eres y porque me tocas?
...no me quedó mas que volver a mi litera de reclusión rogando que amanezca rápidamente.
¿Conclusión?
No aguante mucho tiempo con tanto pedorreo porque amanecí compartiendo litera con Luisao, no pregunten como hice para subirme a mitad de la noche.
RECOMENDACIONES FINALES
Si tengo un viaje largo a un remoto lugar antes me purgo para ir, si no tengo con quien cenar llevo un libro y eso sí, no volver a compartir literas, para la próxima llevo mi bolsa de dormir.
Por cierto de regreso a Lima el bus se quedó malogrado cerca de Ticlio (punto mas alto de la Carretera Central: 4818 m.s.n.m.) en medio de una nevada como nunca habia visto, añandan 4 horas adicionales al viaje de regreso.
2 Comments:
a pesar de las incomodidades estos viajes son entretenidos, tambien pase la experiencia del silo, es terrible y mas aun cuando el lugar es de facil acceso para todos y no existe la privacidad del baño de tu casa. :)
Mi querido Pao TIENES que preguntarme un día sobre mi experiencia en cierto pueblo de Puno de ingrata recordación... seguro me darás un abrazo para solidarizarte jajajaja
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