EL REGALO PROMETIDO

El día martes encontré en el cesto de basura de casa una bolsa de una conocida libreria limeña (no pongo el nombre para no hacerle el cherry gratuito), el cual adjuntaba la boleta en su interior. Mi instinto investigador me obligó a cureosear la información y cual sería la sorpresa cuando compruebo era un comprobante de la adquisición del libro que tanto me apetece leer en esta temporada: Madre que estas en los cielos, de Pablo Simonetti (a él si le hago el cherry necesario, este y cuantos quiera... gratuitamente).

- ¡No es posible! -exclamé.

De inmediato hice una tele encuesta (porque no habia nadie encasa, así que debí llamar por teléfono), sobre quien tenía el mencionado libro y porque no me lo habían dejado al cuidado de mis manos.

Mi viejo se hizo el desentendido, aunque no quiso escucharme cuando le dije: "Pero huevón, acabo de encontrar la boleta así que no te me hagas el idio..." y terminó colgandome el fono.

Luego llamé a mi hermano y él reconoció a la primera que había adquirido el libro pero me dijo que me lo iba a dar recién despues de la cena navideña, o sea, el 25.

- Pero... ¿que se han creído estos hermanos ridículos? ¿Pueden creerlo? ¡Al diablo las formalidades!

Aunque creo que yo tuve la culpa por exclamar por los cuatro vientos lo mucho que quería ese libro y nada, que aguantarme pensaran ustedes.

Pues no, ayer empecé fisgonear posibles lugares donde yo podría estar si fuera un libro y nada, no lo encontré. Así que volví a enchufarme al teléfono, el siguiente es un estracto reconstruído de esa conversación:

- Gracias por la intención hermanito querido pero ¿me puedes dar el libro para a empezar a leerlo? -yo con mi voz de "yo no fui".

- Que no te lo doy, esperate un poco y así lo disfrutas mas, ademas ya empece a leerlo...

- ¡Caraxo! ¡No seas huevon pues!... ahora mismo me hecho el talco de pies que te compré para la pezuña y así te lo pongo bajo el árbol -necio yo como siempre.

- ¡Que te pasa, chibolo arrebatado! ¡Ya no te doy nada!

- No me importa, que me lo compro. Y tu talco de pies se lo regalo a tu...

- ...¡vete a la mierdasa!

Luego me dí cuenta que exagere un poco la nota, pero bueno, que quienes me conocen saben que soy un poco impulsivo pero para la noche de ayer ya me había disculpado. Aunque el Barto sigue diciendo que no me va a dar el libro, se que al final lo hará. Pero si veo que ya lo ha estado manoseando se lo devuelvo... junto a su desodorante de pies. Espirítu navideño le llaman.